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Que la 4T nunca ha sido un movimiento monolítico, sino un mosaico de ideologías es para decirlo pronto y claro, una verdad incuestionable…

No de ahora, ciertamente, sino de mucho tiempo atrás, desde sus antecedentes más remotos de “activismo porril” (financiado por el viejo PRI), en el campus universitario podría decirse, la izquierda liderada por Andrés Manuel López Obrador que, ahora detenta el poder, ha vivido una suerte de confrontación pacífica “silenciosa” que, a la vista, el cierre del sexenio y de su fracaso en prácticamente todos los órdenes, comienzan a evidenciarse rasgos de ruptura cada vez más profundos con el tabasqueño bajo la coordinación –“ahora sí que, ¡aunque Ud. no lo crea!”– de la dupla conformada por Claudia Sheinbaum y “la jefa” Bertha Luján, icono del nepotismo de los tiempos actuales.

En los últimos meses, en efecto, al tiempo que avanzaba la declinante campaña de la impuesta candidata del oficialismo, las tribus morenas comenzaron a evidenciar un paulatino y cuidado alejamiento del inquilino de Palacio que en otro momento los “cobijó” para estrechar el círculo que rodea a la impuesta candidata a sucederlo –César Yáñez, Alejandro Encinas o Alfonso Ramírez Cuéllar son sólo algunos– y otros que aún formando parte del radicalismo cuatroteísta y siguen enquistados en la estructura gubernamental, encabezados por los hermanos Luciano y Elvira Concheiro, subsecretario de Educación y Tesorera de la Federación, respectivamente, o el impresentable Marx Arriaga.

Huelga decir que los desencuentros iniciales entre las distintas corrientes del movimiento fundado y encabezado por quien no sin razón se ostentó siempre como su guía incuestionable, se multiplican ahora a medida que se acerca el cierre del actual sexenio, dejando a la vista los no pocos yerros cometidos por él mismo, el grosero militarismo alentado desde el más alto nivel de poder político y la opacidad en lo que a sus reales o supuestos vínculos con los cárteles del crimen organizado se refiere o, por si algo faltara, el consistente apoyo que desde su inicio ofrecieron López Obrador y los suyos al capital privado, particularmente a “los más ricos entre los ricos de México” como los radicales gustan explicarlo cuando de señalar culpables se trata.

Y esto que, sin duda, es grave cuando del partido mayoritario hoy en México se trata, apenas comienza. Esperemos noticias…

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