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El presidente López Obrador domina como ninguno el discurso nacionalista y de autodeterminación. Negar que hay agentes de la DEA que operan en México es parte de ese discurso, pero la realidad lo desmiente.

 

La presencia de la DEA en México no encaja con ese discurso. Así que cuando le preguntaron en la mañanera sobre la infiltración al Cártel del Pacífico por elementos de esa agencia de EU dijo que no puede haber agentes extranjeros en el país.

 

“Es una intromisión abusiva, prepotente, que no debe aceptarse bajo ningún motivo. ¡Cómo van a estar espiando! ¿Qué, no hasta bajaron un globo de China ya en Estados Unidos?

 

“No se pueden estar utilizando actos de espionaje, además, para saber qué están haciendo nuestras instituciones de seguridad. Y, además, con la arrogancia, ¿no?, de filtrar la información al Washington Post”.

 

Pareciera que al Presidente le irritó más que la información sobre ese cártel como “inventor” y exportador de fentanilo se filtrara a la prensa gringa que el hecho de que los agentes de la DEA hayan infiltrado al mencionado cártel.

 

“¿Cómo es que se busca tener relaciones respetuosas con todos los pueblos, con todos los gobiernos, si se está interviniendo en asuntos que sólo corresponden a los pueblos de los países independientes?”, se preguntó.

 

Después de denunciar la “intromisión”, recibió en Palacio Nacional al embajador de Estados Unidos, Ken Salazar. No hubo declaraciones ni comunicado. La reunión duró una hora.

 

El hecho de que los agentes gringos hayan infiltrado al cártel es una prueba de que la DEA opera en México.

 

Hay investigaciones que señalan que la agencia tiene actualmente unos 500 agentes antinarcóticos distribuidos en 68 países.

 

“Tan sólo en México cuenta con oficinas en Tijuana, Ciudad Juárez, Nogales, Hermosillo, Monterrey, Matamoros, Mazatlán, Guadalajara, Mérida y la Ciudad de México”, dice una investigación de Gatopardo, la plataforma de periodismo narrativo más influyente de América Latina.

 

Por si fuera poco, el sitio web de Estados Unidos Glassdoor (transparencia) publicó, en junio del año pasado, que el sueldo promedio de un agente de la DEA en México es de 138 mil 366 dólares anuales.

 

* Era la primera vez que estaban juntos. Trece aspirantes a la candidatura de un amplio frente opositor que están decididos a borrar la idea de que las corcholatas de Morena no tienen competencia en el 2024.

 

Los reunió Unid@s y las organizaciones que lo integran para debatir sobre los gobiernos de coalición con el fin de lograr una nueva alternancia en el poder.

 

Al foro, coordinado por Guadalupe Acosta Naranjo, asisten los panistas Lilly Téllez, Santiago Creel, Juan Carlos Romero Hicks y Francisco Javier García Cabeza de Vaca.

 

Los priistas Claudia Ruiz Massieu, Beatriz Paredes, Enrique de la Madrid, Ildefonso Guajardo, José Ángel Gurría, y los perredistas Silvano Aureoles y Miguel Ángel Mancera.

 

Hay dos aspirantes que no tienen partido: Gustavo de Hoyos, expresidente de la Coparmex, y Demetrio Sodi de la Tijera, político independiente.

 

Unos intervinieron ayer. Otros lo harán este martes. Los que ya lo hicieron coincidieron en la necesidad de acabar con el régimen de un solo hombre e instaurar un gobierno de coalición mucho más incluyente con la ciudadanía para acabar con la polarización que dejaría la 4T.

 

Entre los seis que hablaron de 9 a 3 de la tarde destacó Enrique de la Madrid, exsecretario de Turismo. Fue el más aplaudido. Tejió alrededor de la idea de crear un país de clases medias. Le gritaron ¡presidente!, ¡presidente!

 

La única que no evadió el tema de la narcopolítica fue Lilly Téllez. Ella ve en la 4T y en AMLO un riesgo serio para la democracia.

 

Al final, hizo suya una idea esbozada por el moderador, Diego Valadés: crear la secretaría de justicia, con el mencionado exprocurador como titular de la misma, en el “próximo gobierno de coalición”.

 

A Santiago Creel no le fue mal. No se amilanó. Comparó el foro en el que participaba con El Abrazo de Acatempan.

 

El abrazo de Acatempan hace referencia a un acontecimiento en el que participaron Agustín de Iturbide, comandante en jefe del Ejército del Sur de Nueva España, y Vicente Guerrero, jefe de las fuerzas que peleaban por la Independencia de México.

 

Su remate fue festejado. Dará la batalla en el cargo que le toque. “Soldado raso o general. Eso me lo dirán ustedes”, remató

 

Romero Hicks, bien, Ruiz Massieu quedó a deber; a De Hoyos le faltan tablas políticas. Beatriz, Sodi y Aureoles intervinieron después de las 6 pm.

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