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La pluma profana

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“García Luna por la luna”

 

 

Nayib Bukele, actual presidente del Salvador, uno de los países más diminutos del continente americano, ha decidido arreglar su casa, limpiar y pintar las paredes, abonar sus jardines y alimentar a sus avecillas cautivas en coquetas jaulitas. De a poco ha ido sacando la basura, fumigando hasta el último rincón y ajustando los corrales donde cría sus animalitos. Los grandes líderes del mundo han volteado a ver a ese hombrecito elegante y de modales finos que sin más ni más y dispuesto a amar a su pueblo con obras y no con palabras, se ha dedicado a sacar desde sus rinconeras a los más peligrosos delincuentes. Y es que ningún otro hombre en la historia ha hecho tanto por su país en materia de seguridad, como lo ha hecho Bukele

Con el deseo de no dejar ni rastro de toda la maldad que en el pasado hacia ver a El Salvador como un país peligroso, ha detenido a más de 60 mil delincuentes y se ha dedicado a remover las sepulturas de los grandes capos. Se ha borrado todo lo que tenga que ver con nombres y vidas de estos sujetos. Sin duda fue una acción peligrosa y desafiante, pero como dice el gran Bukele, todo se puede cuando se ama a su pueblo… ¿Qué le falló a Calderón, si su actuar fue muy semejante al de Bukele?

A lo largo del sexenio de Felipe Calderón no se hablaba de otra cosa sino de la tremenda guerra que había emprendido en su afán de vencer al narcotráfico y acabar de una buena vez por todas con ese terrible padecimiento que asolaba a la nación. Durante ese tiempo salieron a la luz y en cine nacional proyecciones fílmicas que evidenciaban tal cual aún México agonizante, vituperado, violentado y humillado por un montón de hombres traficando armas y drogas. Las terribles bofetadas a la población se daban diariamente ante un gobierno que buscaba terminar con todo.

Combatir el crimen organizado requiere dialogo, dicen unos. Otros opinan que ante la criminalidad no existen las treguas, sino el enfrentamiento directo. Otros opinan que deben ser más los abrazos que los balazos y que si nos portamos bien, bien nos irá. Las opiniones son tan vastas que al día de hoy los muertos suman y suman y nada que restan. Al final del gobierno de Calderón no hubo una sola obra de aportación a la sociedad mexicana que lo salvara del oprobio. Hoy a muchos años de su gobierno, se le conoce como el hombre que le movió al avispero y corrió dejando que los aguijones hirieran a la población mientras él, oculto en Los Pinos, se salvaba de cualquier daño. Al final de su gobierno y convertido en una personaje clasificado como alcohólico, se dedicó a despilfarrar ganancias obtenidas de maneras, según algunos, ilícitamente. Su vida en paz fue tan satisfactoria hasta el día en el que alguien le dijo que García Luna, secretario de seguridad durante su administración, había sido tomado cautivo.

Calderón tiembla y se tambalea, y no porque ande borracho. Sus miedos ahora se basan en lo que pueda pasar con Genaro Luna y sus confesiones. Igualmente le teme a los testigos protegidos y a otros más que han ido apareciendo durante las investigaciones en las que se culpa al exfuncionario de tratar con el narco y corromper la seguridad nacional al dar sobornos en aeropuertos y otros lugares para que el narco trabajara libremente. Por mucho tiempo Genaro Luna fue la viva imagen del funcionario ejemplar, el súper policía que hacía todo tan bien que nadie podía dudar de su reputación. Todo mundo confiaba en él y no hacerlo te convertía en un traidor  a la patria… pero llegó el momento en el que uno por aquí y otro por allá comenzaron a extenderle misivas al presidente de la república avisándole, advirtiéndole, asegurándole que su secretario de seguridad no era lo que decía ser y que existían evidencia de que sus tratos con el narcotráfico eran muy notorios. Pero Calderón, supuestamente cegado por la confiabilidad que tenía, desechó toda advertencia, lo que lo ha puesto al día de hoy como uno de los grandes sospechosos ante los tribunales de México y Estados Unidos.

Hoy Gracia Luna luce desmejorado, pálido y debilitado. Nunca imaginó que sus acciones lo pondrían en un incómodo y vergonzoso banquillo mientras que su familia, siendo burla de todos, soportaba el oprobio. Calderón, igualmente ha sido abandonado por su familia, una familia que entre más y más ve las evidencias que culpan al jefe de familia, se van apartando de su lado.

La desventura de un hombre que ha engañado a un pueblo, siempre es la misma. El negro Durazo murió prisionero, igual la Quina y el mismo destino le aguarda al Chapo y a otros más… Calderón tiembla y García Luna y sus confesiones, están allá, muy alto y por la Luna, donde poco a poco se van descubriendo a los verdaderos culpables de la matanza en masa de cientos de mexicanos. Adieu.

 

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