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La gran falla

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Nunca antes como ahora en la sociedad existe la convicci?n de que lo que se escucha o se lee es realidad, no importa si la percepci?n es una falacia, es un juego de la posverdad o una simple infamia. Si la gente escucha un rumor o noticia, ?sta es cre?da y en muchos casos aumentada. En tal ambiente, abundan quienes con astucia inventan sucesos que la gente los asume como historias reales y, lo que es peor, con base en dichas historias, al creerlas, act?an y deciden. Adem?s, existe una tendencia a creer con mayor facilidad lo negativo, las noticias negativas viajan m?s r?pido y penetran con mayor profundidad en la creencia colectiva.

 

Cierta parte de nuestra sociedad muchas veces se victimiza, adolece de la posverdad y juega su papel, se desaniman, se desencantan o se enojan, en tales casos, el sentimiento colectivo es negativo, es enfermizo. Quiz?, como en muchas ocasiones, cuando empezamos a sentir los s?ntomas de una enfermedad, asumimos una primera actitud de rechazo, es decir, negamos la enfermedad; al ver que los s?ntomas no desaparecen, el mecanismo de defensa nos induce a autorecetarnos, los m?s temerarios encuentran la receta m?s agresiva al mal, equivalente a adquirir el antibi?tico m?s potente para la infecci?n m?s simple, otros, simplemente dejamos espacio a la hipocondr?a y nos sumergimos en un mal que no existe, muy pocos esperamos el verdadero diagn?stico de nuestro padecimiento, a veces, como me dijo un amigo m?dico: ?Utilizamos una bomba at?mica para matar una mosca y, en otras, sentimos que morimos en un vaso con agua?.

 

En esta ?poca de fugacidad y rapidez con la que viajan las noticias en medios de comunicaci?n y redes sociales es imperativo para el gobierno estar atento y reaccionar con oportunidad y precisi?n ante hechos que enardecen a la sociedad, no estarlo es condenar al gobierno a las hieles y a la cr?tica no siempre fundamentada de las multitudes.

 

A principios del sexenio pol?tico, los primeros niveles de mando fueron instruidos en cursos de media training, el objetivo: que aprendieran a comunicar los logros y sortear con diligencia las crisis medi?ticas a las que estar?an expuestos por la funci?n que desempe?an, sin embargo, el entrenamiento no funcion?, a casi 5 a?os del inicio, la falta de una efectiva estrategia de comunicaci?n social y manejo de crisis han llevado a un hist?rico 84 por ciento de desaprobaci?n de la figura presidencial, ?sta ser? la gran falla del gobierno, habr? vencido lo negativo a los cambios positivos que no queremos ver.

 

Dado que creer es una condici?n humana, cuando se deja de creer en algo, el ser humano creer? en otra cosa; por siglos, la creencia se ha resumido en las religiones, ?ltimamente han aparecido nuevas fuentes de creencia colectiva: la ciencia y el internet. Lo que se lee en internet para un gran n?mero de personas es considerado verdad. Resulta parad?jico que, en esta ?poca en que la ciencia y la tecnolog?a han avanzado de manera vertiginosa, la creencia de la sociedad cada d?a est? m?s lejana de la realidad.

 

En este ambiente, en 2018, ochenta millones de mexicanos vamos a elegir a la persona que liderar? al pa?s. Si la votaci?n se realiza bajo las emociones del desencanto y el castigo social, todo lo que sea distinto a lo actual tendr? una oportunidad de ganar y, no por el proyecto, eso parece no importar, sino porque la gente no cree en el actual gobierno y quiere romper con ?l. La decisi?n no es menor, se puede apostar por la continuidad, por un cambio responsable o, por la ?promesa ut?pica? que nos lleve a perder lo logrado hasta ahora, como bien lo dijo H?ctor Aguilar Cam?n en su texto, publicado el pasado 24 de julio en El Pa?s.

 

Lo que viene, Aguilar Cam?n lo resume de esta manera: ??ah? donde todos dicen ya no creer en nada, debe haber unas ganas enormes de creer en algo que rompa con todo?.

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