Algo que vale la pena leer
ALBERTO BOARDMAN
El idealista y el perro
“En la actualidad no necesitamos más escritores, sino un regimiento de buenos lectores que luchen contra su propia brutalidad e ignorancia” G. Fadanelli.
Gracias al ensayo, la literatura cuenta con un género que hace posible transmitir ideas de manera puntual y creativa, ofreciendo al lector la particular visión del autor, pero, con la firme intencionalidad de generar un proceso de interacción reflexiva entre emisor y receptor.
Durante esta época, en la que generalmente se imponen ideologías disfrazadas de ofertas, son de agradecerse las lecturas disruptivas que provocan una necesaria disonancia cognitiva al cuestionar las creencias e incentivar el espíritu crítico.
Es bajo este contexto que la obra del novelista mexicano, filósofo y columnista de “El Universal”, Guillermo Fadanelli, se caracteriza por una sagaz y atinada crítica social, tal y como sucede con su obra ensayística: “El idealista y el Perro” (publicada durante 2013 por la editorial oaxaqueña Almadía), que representa una exploración por las reflexiones del autor, advirtiendo la notable ambigüedad del mundo en que vivimos.
De forma sencilla y lejos de la rigurosidad académica, el tratado de Fadanelli se desarrolla en breves subtemas. Escrito con prosa amena y amplias referencias históricas y literarias, los apartados van desde las paradojas que esconde el absurdo de la costumbre; el significado de la pedantería; las exhaustivas consecuencias del fanatismo deportivo; la melancolía del rechazo amoroso; la virtud que se encuentra en la antipatía o bien, la competencia sobre la tiranía en el mundo.
Cual afilada navaja, la retórica de Fadanelli disecciona las capas de la realidad imbuyendo el espíritu irónico y fatalista necesario para la construcción del pensamiento crítico, pues sus líneas cuentan con el suficiente rigor y claridad para divagar sobre las preguntas cotidianas, que nos hacen sentir nostalgia de una cada vez más escasa conversación con ese amigo sincero, de los que no temen criticar más vicios, que reconocer virtudes.
Somos lo que hemos leído y esta es, palabra de lector.