VIDA MINERA (1 PARTE), PROSA.
Sangre con olor a carbón, carbón con olor a sangre, rostros de mi tierra de mi tierra oscura, que llenan los parpados y ensombrecen los rostros; Rostros de madres que lloran la partida del hijo al trabajo, hijos que esperan junto a su madre el regreso del padre.
Carbón que sabe a acero, a azufre, a sal y a muerte. Empresas que explotan, por el fuego, la negligencia y explotación de mano de obra llena de necesidad; la misma de llegar a casa, con el deseo perene de sobrevivir y existir.
Pozos y minas que acumulan humedad; que calientan la sangre, que castiga la tierra, donde hay cavernas añejas, llenas de historia, de agua y del mortífero gas: hombres recios, valientes, audaces, intrépidos y muchas veces necios al querer continuar horadando una tierra cada vez más estéril.
Somos de temple y reciedumbre, somos de vapor y sangre, vivimos el tiempo, esa fracción dela vida, que se escurre entre picos y palas, carretillas, luces mortecinas, con el constante resoplido de la herramienta que rompe la tierra y malacates que suben y bajan en cada jornada diaria.
Fin de la primera parte mañana el final de esta prosa de mi autoría.
LEANLA EN PAUSA.
HDELAF.