MI AÑO NUEVO
Cuando la manecilla larga apuntó al norte y explotaron los cohetones, a mis doce años me sentí bendecido de Dios. No solo daba inicio a mi primer año de libertad, también el fin de tío Eladio. Las compras, las sonrisas y el espíritu de algarabía que arrobaba el ambiente era algo tan lejano para mí. […]