El cuatro veces MVP firma con los Acereros y cierra el capítulo de especulaciones sobre su futuro
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CIUDAD DE MÉXICO.- El mariscal de campo Aaron Rodgers ha sido confirmado como nuevo jugador de los Pittsburgh Steelers, según reportes del periodista Tom Pelissero de NFL Network. Con este movimiento, el veterano de 41 años pone fin a una prolongada serie de rumores y especulaciones sobre su futuro, mientras la franquicia de la AFC Norte resuelve una de sus mayores dudas de cara a la temporada 2025.
Con cuatro premios MVP y una carrera que lo coloca entre los quarterbacks más influyentes de la era moderna, Rodgers llega a Pittsburgh con la misión de dar estabilidad y liderazgo a una ofensiva que ha carecido de una figura consolidada bajo centro desde el retiro de Ben Roethlisberger.
Un fichaje estratégico
La llegada de Rodgers se produce tras la salida de Justin Fields, quien optó por unirse a los New York Jets. Esta decisión dejó a los Steelers como principales candidatos para fichar al veterano mariscal, superando el interés de equipos como los Vikings y los Giants. Aunque Rodgers visitó las instalaciones de los Steelers el 21 de marzo, el acuerdo se demoró en cerrarse, lo que dio pie a especulaciones sobre un posible retiro que finalmente no se concretó.
Aún hay brazo
Rodgers viene de una temporada complicada con los Jets, en la que registró 3,897 yardas, 28 touchdowns y 11 intercepciones. Su año anterior prácticamente no existió tras una lesión en el tendón de Aquiles durante su debut con el equipo neoyorquino, pero su recuperación ha sido sólida, y se ha mostrado listo para seguir compitiendo al más alto nivel.
Una apuesta de doble vía
Para los Steelers, el fichaje representa más que un impulso inmediato: la presencia de Rodgers permitirá desarrollar con mayor calma a un mariscal joven que podría llegar en el próximo Draft. En ese sentido, el movimiento no solo busca resultados a corto plazo, sino también preparar el terreno para la próxima generación en la posición más crítica del emparrillado.
Con esta contratación, Pittsburgh manda un mensaje claro: el proyecto 2025 no es de reconstrucción, sino de competencia.
