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MÓNACO.- En una de las carreras más estratégicas y tensas del Gran Premio de Mónaco, George Russell tomó una decisión arriesgada que ha generado controversia y debate entre pilotos, expertos y aficionados. El piloto británico de Mercedes, frustrado por una difícil clasificación y atrapado detrás del Williams de Alex Albon durante gran parte de la carrera, optó por una maniobra que, aunque contra las reglas, consideró necesaria para mejorar su posición y disfrutar de la emblemática pista monegasca.
Mónaco, con sus estrechas calles y pocas oportunidades de adelantamiento, siempre obliga a los equipos a desplegar ingeniosas estrategias. Este año no fue la excepción. Williams apostó por una táctica defensiva con sus dos pilotos, Alex Albon y el español Carlos Sainz, bloqueando a Russell para favorecer a un tercer competidor de su escudería, que buscaba abrir distancia y regresar a la pista tras su parada en boxes con ventaja.
Russell, atrapado en esta estrategia y ansioso por remontar después de quedar eliminado prematuramente en la Q2 debido a un problema técnico en su Mercedes, decidió romper las reglas. En la salida del túnel, una de las curvas más icónicas y veloces del circuito, el británico se saltó deliberadamente la chicana para adelantar a Albon, una maniobra ilegal según el reglamento de la Fórmula 1.
La acción, que Russell calificó como una “medida desesperada”, esperaba que le costara una sanción estándar de 10 segundos por exceder los límites de la pista. Sin embargo, los comisarios deportivos fueron más severos y le impusieron una penalización de paso lento por pits, una sanción que afectó aún más su ritmo y posicionamiento en la carrera.
A pesar de la penalización, Russell no mostró arrepentimiento y defendió su decisión con honestidad en la rueda de prensa post-carrera. “Me sorprendió un poco la sanción, pero sinceramente no me importó, porque ya estaba fuera de los puntos. Había que tomar riesgos, especialmente después de una calificación complicada”, afirmó el piloto de Mercedes.
Russell recordó la frustración vivida el sábado, cuando una falla mecánica le impidió avanzar más allá de la Q2, y cómo eso condicionó su mentalidad para el domingo. “Ayer no tuve la oportunidad de disfrutar de Mónaco, que para mí es uno de los circuitos más increíbles y desafiantes del mundo. Quería sentir la adrenalina, disfrutar de la velocidad y ponerme a prueba. Las últimas 25 vueltas fueron las más divertidas del fin de semana, llenas de emoción y tensión”.
Finalmente, Russell cruzó la meta en la posición 11, justo fuera de los puntos, pero convencido de que sin la maniobra arriesgada podría haber terminado incluso más atrás, entre el 15° y 16°. “A veces hay que arriesgar para poder competir”, concluyó.
Este episodio añade un nuevo capítulo a la historia de la Fórmula 1, donde las decisiones al límite y la estrategia mental son tan decisivas como la velocidad en la pista. Mientras algunos críticos califican la acción de Russell como una falta de respeto al reglamento, otros valoran su audacia y determinación para no conformarse con un resultado discreto en uno de los circuitos más emblemáticos del calendario.
