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Por donde vea uno hoy un mapa del mundo, lo que encuentra son distintos tipos de desastres ecol?gicos. En el C?rculo Polar ?rtico, especies animales que viven ah? desde el m?s reciente de esos desastres, la?? cuarta era glacial del cuaternario, que concluy? hace 15 mil a?os, sufren todos los d?as para sobrevivir y ninguna de las naciones con territorio en esa regi?n, parecen suficientemente interesadas en hacer algo para evitarlo. En esa misma regi?n, los grandes hielos de Groenlandia se derriten al ritmo de los peores escenarios imaginados en las estimaciones sobre ese proceso.

Ello podr?a implicar que, a final del deshielo, hubiera un aumento en el nivel medio de los oc?anos de entre siete y ocho metros, que involucrar?a la desaparici?n, por ejemplo, buena parte de la Pen?nsula de Yucat?n, gran parte de Tabasco, Veracruz y Tamaulipas, as? como de la costa del Pac?fico, sobre todo, ciudades costeras o muy cercanas a la costa, como Acapulco o Los Mochis.

Basta ver las im?genes de las ?mareas altas? en la ciudad-museo de Venecia, Italia, o de la manera en que se inundaron, en julio y agosto de este a?o, las calles y los t?neles del Metro de Nueva York, para darse cuenta de lo que podr?a implicar para nuestras vidas cotidianas el empeoramiento de las condiciones climatol?gicas, incluso en ciudades que se han preparado para este tipo de eventualidades.

Y si uno ve los mapas de Brasil, Chile, Australia o California lo que llama la atenci?n son los interminables incendios forestales que, aunque antes ocurr?an con alguna regularidad, se han convertido ahora en una realidad cotidiana e implacable que destruye formas de vida, monumentos hist?ricos, hogares, proyectos de desarrollo y todo lo que encuentra a su paso. No hay un estimado preciso de los posibles costos de un fen?meno as?, pero debe quedarnos claro que las zonas tropicales, entre las que se encuentra M?xico, son m?s vulnerables a los efectos de este tipo de fen?menos y que los efectos no se limitar?an a la inundaci?n de regiones o zonas despobladas. Ciudades enteras como Veracruz, Villahermosa, M?rida o Canc?n corren el peligro de desaparecer.

Frente a una situaci?n de esta magnitud, el gobierno federal parece perdido. Es cierto, el programa de siembra de ?rboles, si se concreta y si se mantiene, podr?a ayudar, pero los m?ritos de ese programa no contrapesan la apuesta por los combustibles f?siles como el carb?n o el petr?leo.

La ausencia de una oposici?n seria, articulada, responsable es notoria en este asunto, pero tambi?n lo son las contradicciones del gobierno federal, que reclut? como su secretario de Medio Ambiente a uno de los m?s notables cr?ticos de lo que se hac?a antes en estas materias, V?ctor Manuel Toledo, sin que haya una apuesta clara, por ejemplo, por energ?as limpias.

En las ciudades mexicanas, adem?s, hay contradicciones flagrantes entre los prop?sitos, los compromisos y las decisiones de pol?tica. Sin ir m?s lejos, en la Zona Metropolitana de la Ciudad de M?xico, se habla mucho de ecolog?a, pero se le sigue apostando a las peores soluciones de movilidad que, lastiman m?s a los m?s pobres, como sucede con el transporte p?blico del Estado de M?xico que, adem?s de inseguro y caro, es altamente contaminante, sin que se cumplan promesas repetidas por diferentes gobiernos, como la del Metro a Chalco.

Incluso cuando se reconocen nuevos desarrollos, como con los autos el?ctricos, parece no aceptarse que la producci?n de electricidad en M?xico es poco ecol?gica, a pesar de que tenemos grandes desiertos en las que podr?an cosecharse millones de kilovatios producidos gracias al sol. En ese sentido, lo que se gane al no quemar gasolina para mover un auto, se pierde porque la electricidad que mover? ese auto se produce con carb?n o alg?n derivado del petr?leo.

Ojal? que el A?o Nuevo trajera una renovada conciencia ecol?gica a todos, pero se antoja dif?cil cuando uno ve los ataques a Greta Thunberg, al papa Francisco o a Leonardo DiCaprio, a quien ?sin pruebas? el gobierno de Brasil responsabiliz? por los incendios en el Amazonas. El tiempo apremia y no es que falten soluciones. Lo que falta es voluntad.

 

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