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La relación de los empresarios con el gobierno federal vive uno de sus peores momentos. Más allá de los actos para la foto y los falsos discursos, hay desconfianza y desánimo en el sector privado.

La ausencia de certeza jurídica inhibe la inversión. No faltan emprendedores que comparen estos momentos con el último año de Luis Echeverría (1970-1976).

La inversión extranjera no fluye. Tesla tenía intenciones de construir una planta en Jalisco. Renunció hace un año. La política energética de la 4T la hizo cambiar de opinión, según el gobernador de ese estado, Enrique Alfaro.

A mediados de este 2021 se dio el anuncio de que dejaban México el Deustche Bank y JP Morgan. General Motors amenaza con hacer lo mismo.

Hay más: de enero a noviembre de 2021 salieron del país 266 mil millones de pesos en inversión extranjera por idéntico motivo, según el periódico El Financiero (11-11-21).

* En ese ambiente poco favorable al sector privado, se elegirá, en marzo próximo, al sucesor de Carlos Salazar, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CEE.). Dos aspirantes se asoman: Francisco Cervantes, presidente de Concamin, y Bosco de la Vega, del Consejo Nacional Agropecuario.

Son perfiles diferentes. A Cervantes se le percibe como cercano a Palacio Nacional. Es partidario del diálogo. Sabe estirar la liga, pero no la rompe.

AMLO lo ha elogiado públicamente por ser promotor del llamado Pacto Oaxaca sur-sureste, firmado por el propio Presidente, nueve gobernadores y la Concamin. Ese pacto tiene como objetivo llevar inversión para el desarrollo de esa zona del país, rica pero rezagada.

Bosco de la Vega es presidente del Consejo Nacional Agrupecuario. Su estilo es más bronco, más de confrontación. Es el candidato halcón del CCE, órgano que coordina a las diferentes agrupaciones empresariales.

Siete organismos tienen voto en la elección del presidente del CCE: Concamin, Concanaco, Coparmex, CMN, CNA, ABM y Seguros. La elección no es menor. Determinará el rumbo que tomarán los empresarios en el segundo trienio de AMLO.

* Imagínese que al presidente López Obrador le recortaran los diputados el presupuesto para los programas sociales dirigidos a la población más vulnerable. Y que al mismo tiempo le exigieran el cumplimiento del artículo cuarto de la Constitución, que ordena entregar esos apoyos. ¿Le parecer a lógico?

Es el caso del Instituto Nacional Electoral (INE), la carta magna lo obliga a hacerse cargo de la consulta para la revocación de mandato, pero los diputados le rasuraron los recursos.

Los morenos –del Presidente para abajo– le piden a consejeros y directivos del Instituto que se bajen el sueldo, que hagan ahorros, como si con eso alcanzara para compensar los 3 mil 800 millones de pesos que costará el ejercicio.

Pero además, amenazan a los consejeros que votaron a favor de posponer el ejercicio por falta de lana con llevarlos a juicio por desacato a la SCJN.

¿Por qué pide el INE 3 mil 800 millones?

Va el desglose que hace:

– Mil 471 millones de pesos para instalación de 161 mil mesas receptoras (impresión de materiales, tinta indeleble, crayones y otros).

– Mil 213.3 millones en contratación de 32 mil 451 capacitadores; 5 mil 450 supervisores electorales y personal técnico para visitar a 12 millones de personas sorteadas.

– 573 millones de pesos en operación de campo para convocar y capacitar a la ciudadanía que integrará las mesas receptoras, pagar servicios de telefonía, materiales de capacitación, uniformes, combustible, materiales de higiene y desinfección.

– 502.4 millones en apoyos administrativos, arrendamiento de plantas de emergencia y compensaciones.

– 31.8 millones en impresión de la lista nominal de electores, conteo rápido y participación de mexicanos en el extranjero.

– 27.2 milllones de pesos en campaña de difusión (fotos, spots, inserciones en medios, activaciones) para llamar a votar a 94.4 millones de personas.

Pero dice el Presidente que si tienen o no presupuesto “es secundario”. ¿Lo es?

* Lorenzo Córdova y Carmen Aristegui son los nuevos “villanos favoritos” del Presidente de la República. Ayer les dedicó parte de la mañanera.

Dijo: “El presidente del INE era el comentarista sobre temas democráticos y electorales de un programa especial de otra periodista que en ese tiempo actuaba de manera independiente con una postura distinta, la conductora Carmen Aristegui”.

Según el Presidente, a partir del programa de Carmen surgió la idea de que el presidente del INE era de lo más avanzado que había durante el periodo neoliberal, “pero todo era una farsa, ahora se está demostrando”.

 

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