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Niños de Gaza sufren mareos por el hambre mientras la guerra impide el reparto de alimentos

Niños de Gaza sufren mareos por el hambre mientras la guerra impide el reparto de alimentos

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Por/factor

RAFAH. – Los niños desplazados al sur de Gaza tenían antojo de pollo, pero lo único que le quedaba a su madre para alimentar a la familia durante el día era una lata de arvejas donada por un hombre que se apiadó de ella al verla llorar. Tahany Nasr, que se quedó sin hogar tras la ofensiva militar de Israel contra Hamás, al igual que la mayoría de los 2,3 millones de habitantes de Gaza, se encontraba en un campamento de tiendas de campaña en Rafah concentrada en una sola cosa: cómo encontrar comida y agua suficientes para que todos pudieran pasar otro día. Dijo que sus hijos habían perdido peso y sufrían mareos porque no comían lo suficiente.

«He estado mendigando para alimentar a mis hijos y no encuentro nada. Voy a Asuntos Sociales y me dicen que vaya a la mezquita. Voy a la mezquita, me dicen que vaya a Asuntos», dijo, refiriéndose al Ministerio de Bienestar Social de Gaza, que normalmente organiza la distribución de productos básicos como harina a las personas en apuros. El hambre se ha convertido en el más acuciante de los innumerables problemas a los que se enfrentan cientos de miles de palestinos desplazados de Gaza, ya que los camiones de ayuda sólo pueden traer una pequeña parte de lo que se necesita y la distribución es desigual debido al caos de la guerra.

Algunos camiones han sido detenidos y saqueados por personas desesperadas por conseguir alimentos, mientras que franjas del territorio devastado están fuera de su alcance porque las carreteras de acceso son campos de batalla activos. Incluso en Rafah, que tiene un paso a Egipto por el que entran los camiones de ayuda y es una zona donde el Ejército israelí ha dicho a los civiles que busquen refugio, la escasez de alimentos y agua potable es tan grave que está haciendo que la gente pierda peso y enferme. «Hemos empezado a ver gente demacrada», dijo Samia Abu Salah, médico de atención primaria en Rafah.

Dijo que la pérdida de peso y la anemia eran comunes y que la gente estaba tan débil y deshidratada que era más susceptible a las infecciones de pecho y las afecciones cutáneas. Los bebés y los niños corrían especial peligro, y su crecimiento se vería afectado.

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