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Mónaco busca cambios para un circuito más emocionante: Nouvelle Chicane y curva de Loews

Mónaco busca cambios para un circuito más emocionante: Nouvelle Chicane y curva de Loews

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MÓNACO.– “Hemos manipulado la carrera, como todo el mundo”, reconoció sin tapujos Carlos Sainz en el corralito tras la conclusión del Gran Premio de Mónaco. Sus palabras reflejan la decepción generalizada entre pilotos, equipos y aficionados después de una carrera que, lejos de cumplir con la tradición de emoción y espectáculo, se convirtió en una estrategia de cálculo y precaución para sumar puntos, más que en una batalla pura sobre las calles del Principado.

El británico George Russell fue aún más allá con su sentido del humor crítico: “Creo que deberíamos lanzar agua desde un avión en ciertas partes del circuito… o correr con coches de Lego”, bromeó, dejando clara la frustración por la falta de acción en una de las pruebas más emblemáticas y legendarias del calendario de la Fórmula 1.

Mónaco, un circuito que siempre ha sido sinónimo de riesgo extremo, precisión milimétrica y muros que no perdonan ni un error, sigue siendo un destino inigualable para la F1. Sin embargo, la evolución de los monoplazas modernos —más grandes, con mayor carga aerodinámica y sensibles al aire sucio— hace que adelantar aquí sea casi una misión imposible, transformando la carrera en un desfile táctico más que en una contienda vibrante. Y aunque la cita monegasca parece inamovible en el calendario, cada año se repite un mismo clamor: “Hay que hacer algo”.

Limitaciones y desafíos para innovar en Mónaco

Modificar un circuito urbano con tanta historia y particularidades técnicas como Mónaco no es sencillo. Aunque el Principado crece y gana terreno al mar, especialmente en la zona del Portier, cualquier cambio radical afectaría la esencia que ha hecho de esta carrera una joya de la Fórmula 1. Por ello, las propuestas de reforma apuntan a retoques sutiles, que busquen mejorar el espectáculo sin sacrificar la identidad del trazado.

Uno de los principales impulsores de estas ideas es Alex Wurz, ex piloto de F1 y actual voz autorizada en la Asociación de Pilotos. Wurz, que conoce bien la pista y sus dificultades, lidera además una compañía especializada en diseño de circuitos y propone tres modificaciones puntuales que podrían revitalizar la carrera.

Las tres propuestas de Alex Wurz para Mónaco

  1. La Nouvelle Chicane
    La primera propuesta se centra en la chicane ubicada justo después del túnel, una zona donde la velocidad cae drásticamente y el ritmo de la carrera se ve interrumpido. Wurz sugiere alejar esta chicane para acercarla a la curva Tabac, un punto donde los pilotos actualmente pasan a fondo, pero que podría ganar en espectacularidad con una frenada y maniobra más técnica, justo antes de la zona de la Piscina. “Sería una curva que exigiría defensa y habilidad, mucho más complicada que la actual”, explica. Este cambio implicaría una obra urbana menor, pero generaría nuevas oportunidades para adelantamientos y movimientos estratégicos, como la arriesgada maniobra que Lance Stroll intentó por el exterior en la pasada carrera.
  2. Reconfigurar La Rascasse
    La segunda idea se enfoca en la mítica curva La Rascasse, uno de los últimos desafíos antes de la línea de meta y la entrada a boxes. Wurz propone modificar su perfil y mover el vértice para abrir la curva, lo que permitiría a los pilotos “tirarse” más agresivamente en la entrada. Este ajuste podría incrementar el espectáculo en un tramo donde actualmente es muy difícil adelantar. Sin embargo, la proximidad de un aparcamiento limita cualquier cambio de gran envergadura.
  3. Ampliación de la curva Loews
    Finalmente, Wurz apunta a la legendaria curva Loews, el icono del circuito y una de las más desafiantes para cualquier piloto. La propuesta consiste en ampliar la entrada y salida de la curva, eliminando bordillos para permitir una mayor velocidad de entrada y salida. Esto propiciaría maniobras más arriesgadas y, lo más importante, facilitaría adelantamientos en la chicane que sigue, ya que los pilotos podrían lanzar el coche “en picado” hacia el túnel y luego a la nueva chicane, agregando dinamismo a esa zona crítica del trazado.

¿Una solución realista o un sueño?

Ninguna de estas modificaciones supondría una revolución total ni alteraría la esencia de Mónaco, que sigue siendo la prioridad máxima. Wurz confía en que, con estos pequeños ajustes, se podría lograr un circuito más entretenido sin perder su magia. Pero, como en todo, el veredicto final lo tendrán los propios pilotos, quienes experimentan la pista y la carrera en primera persona.

Mientras tanto, la Fórmula 1 continúa debatiendo cómo modernizar uno de sus escenarios más históricos sin caer en la trampa de la irrelevancia o la banalización. Por ahora, Mónaco sigue siendo una joya imbatible, pero que necesita adaptarse para no quedarse atrás en una era donde el espectáculo es tan importante como la técnica.

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