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«Mi hijo ya descansa; se me fue»: Maribel Quiñones

«Mi hijo ya descansa; se me fue»: Maribel Quiñones

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-Agradece apoyo de la ciudadanía

Por: Cristina Flores Cepeda

Sabinas, Coah.- Con un nudo en la garganta, Maribel Quiñones, madre de Leo Guerrero que durante 4 años y medio luchó contra el cáncer, dijo hoy que, desafortunadamente su hijo el pasado 5 de junio perdió la batalla. “Ya descansa mi hijo; se me fue». Agradeció a la gente que en todo momento se mantuvieron solidarios con Leo y su familia ante los embates de esta terrible enfermedad que el joven enfrentó, siempre decidido.

Narró que la noche antes de su muerte, ella salió del hospital y dejó a su esposo Rubén Guerrero y su hija Alejandra al cuidado de Leo. «Siempre quería que yo estuviera con él, pero esa vez no, me dejó que me viniera a la casa. Esperó que me fuera para partir. En la madrugada me hablaron para darme la noticia; él me lo había dicho que estaba preparado para irse pero yo no estaba preparada para dejarlo ir». Leonardo Guerrero en estos 4 años y medio en que le detectaron linfoma de hodgkin, recibió 2 trasplantes de médula ósea, la primera de ellas que se la hicieron en el Seguro Social en Monterrey y que fue el detonante para que Maribel Quiñones saliera a pedir el apoyo de la gente, pues era necesario aplicarle un medicamento que rebasaba los 140 mil pesos, que no aportaba el Seguro Social; posteriormente, la segunda fue su hermano Rubén el donante de médula, trasplante que se realizó en el Hospital Universitario en Nuevo León. Ambas en apariencia daban resultado, pero a los pocos meses la enfermedad estaba ahí, manifiesta.

Más de 30 quimios recibió Leo y dos tratamientos alternativos que le permitieron alargar su vida y tener una mejor calidad de la misma, pues solo en sus últimos días resintió dolor. Maribel Quiñones hizo un llamado a quienes atraviesan por este problema de salud para que no se den por vencidos fácilmente, que luchen cómo lo hizo Leo que, hasta buscaba empleo y su primo lo dejó encargado del “car wash” Cuauhtémoc. «Estaba muy contento porque podía desempeñarse ahí’.

Maribel dijo que ella estaba en la mejor disposición de ayudar si alguien la necesitara. Visiblemente afectada por el deceso de su hijo, Maribel mencionó que Leo siempre tuvo una fe inquebrantable;  «le faltaba mucho por vivir a mi hijo pero Dios tenía otros planes para él; yo no puedo superarlo, para mí es muy difícil y prácticamente todos los días estoy en el panteón. Fueron cuatro años y medio en los que estuvimos en un lazo constante, en recorrido de hospitales, en tratamientos, en atención, en busca de que él sanara. No tengo palabras con que agradecer el apoyo que siempre me dieron porque cada vez que yo solicité la ayuda ciudadana siempre obtuve respuesta».

Finalizó diciendo: «infinitas gracias. Dios los bendiga a todos y a mí me de la fuerza para resistir la ausencia de mi hijo».

 

 

 

 

 

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