Al día de hoy existen mujeres adultos mayores que recuerdan con
mucho orgullo aquella fecha en la que luego de mucha pelea por parte de otras
mujeres, por fin se les dio la oportunidad de poder tomar parte en las
elecciones. Las nuevas generaciones tal vez tomen esto como algo en broma o
muy increíble, pero así fue. Por cientos de años la mujer fue un “objeto” sí, un
objeto de casa, una mula, una máquina de satisfacciones a disposición de un
detestable machismo que hacía de ellas algo casi invisible.
Esta deformación social siempre fue algo que nunca estuvo en el ojo de
nadie, así era y nadie tenía ganas ni interés de cambiar más nada. Además,
crear una iniciativa para favorecerlas, sería una bofetada a sí mismo, al
machismo, a la oligarquía masculina que siempre quiso ser ella antes, ella
ahora y ella después. La sumisión era en sí el sello que caracterizaba la mujer
en todas las culturas y darle batalla era ponerse de pecho ante lo imposible.
La guerra femenina, ya no tanto contra el hombre, sino contra una
injusticia generacional creada por el hombre, era algo tan de ellas y por lo
mismo tan lejano, distante, que dar un primer paso a su favor daba tanta
flojera como el ver a una tortuga andar en medio de la estepa… pero todo
tiene un tiempo y con todo y que el hombre se burló a carcajadas de las
primeras intentonas femeninas por hacerse ver, estas no cejaron en su ensayo
por brillar. Sabían que su empresa tal vez requeriría décadas y siglos para su
cristalización, sin embargo, desde su tiempo y con esa esperanza de que algún
día se les haría justicia comenzaron a elevar un muro casi invisible a la vista
del hombre que, ya para cuando acordaron, el muro se volvió visible y
dispuesto a proteger a quienes lo habían elevado.
Si volteamos el rostro, fácilmente podríamos pensar en grandes mujeres
que lograron convertirse en elevados símbolos de fortaleza femenina. ¿Qué tal
Nefertiti y Cleopatra en el poderoso Egipto? ¿Malinche en México? ¿Eva
Perón en la Argentina? ¿La llamada Monja roja del Mayab? ¿Qué no saben
quién es esta mujer yucateca? Pues sí que la hizo y en grande esta guerrera de
la península de Yucatán. Su nombre, Elvia Carrillo Puerto, impulsó y exigió la
creación de un consejo cien por ciento de mujeres y fue de las primeras que
habló abiertamente de una educación sexual, del divorcio y otras causas. Su
batalla, junto a otras damas, las llevó a convertirse en diputadas en el congreso
de ese estado… Gabriela Cano es otra de las mujeres que luchó intensamente
evidenciando la fuerza histórica femenina. Además de ser historiadora,
académica y amplia estudiosa de su género, su trabajo casi siempre estuvo
centrado en la diversidad sexual y la libertad que esta debía tener tanto en los
hombres como en las mujeres. Sus ideas un tanto liberales para su tiempo la
colocaron en un peligro social que la mantuvo durante mucho tiempo al borde
de la prisión.
Marta Lamas igualmente fue una tremenda activista, profesora,
investigadora y antropóloga. La fundación de una organización llamada
Semillas, les dio la oportunidad a muchas mujeres de salir adelante en medio
de procesos de recuperación emocional y laboral. Sus acciones en pro de su
género la llevaron a ser condecorada y mejor todavía, amada por muchas
mujeres que llegaron a ver en ella una salvadora y promotora de sus sueños.
En una ocasión Madonna, la cantante italoamericana lanzó al aire una de sus
frases más icónicas, como icónicas han sido muchas de sus acciones y
presentaciones musicales:
“Soy fuerte, soy ambiciosa y sé exactamente lo que quiero. Si eso me
convierte en una «perra», está bien”… y así, los ochenta y noventa vieron
nacer y crecer a una estrella de la música que hasta el día de hoy a cumplido
con su lema al pie de la letra. Y es que dentro del ambiente musical ha habido
mujeres representando la humillación del varón como lo hiciera la cantante
regiomontana, Gloria Trevi al actuar en escena tirando a los hombres al suelo,
montarlos, estirarles la corbata, medio desnudarlos y volverlos a sus asientos
medio humillados. Con todo y que fuera un mero espectáculo, tanto la libertad
sexual que exhibía Madonna, como la sublevación contra los hombres de la
regia, fueron creando una idea de superación que con el paso del tiempo se fue
convirtiendo en una enorme bola de nieve que terminó siendo una gloriosa
victoria para el sexo femenino. Con todo y que la batalla no se ha ganado, las
mujeres han dado un salto tan enorme, que al día de hoy ya cubren posiciones
de liderazgo de importancia y se han ganado el aprecio y respeto del género
masculino. Si bien es cierto que su lucha no era buscar el respeto de nadie,
sino el hacer ver que se era un ser humano con el derecho a hacer lo que hacía
el otro en entera libertad.
Al día de hoy la mujer factura, dice Shakira, cosa tan cierta y real. Los
tiempos han cambiado y no es para mal. Ahora los géneros en definitiva hacen
equipo, y al hacerlo, la sociedad se va limpiando de un terrible egoísmo que
por siglos sumió al machismo en lo más detestable que hubiera existido.
Adieu.