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Mario Véliz-Enclave

A poco más de un año de que se le termine el período como Senador espurio, quedó demostrado que a Napoleón II le falló la estrategia para conservar el poder político.

El uso reiterado de las siglas de la OIT en sus arengas estériles, es un ardid que nunca le funcionó.

Y la mal llamada Confederación Internacional de Trabajadores (CIT), existe solo en la mente enferma de Napoleón y su séquito de palafreneros.

En el 2018, Napoleón engañó a Andrés Manuel López Obrador.

Le dijo al candidato presidencial, que el Sindicato Minero tenía una membresía de 250 mil agremiados.

Ni en sus mejores tiempos, la organización tuvo esa membresía.

En 22 años, Napoleón la redujo a su mínima expresión.

Es tiempo de que frentistas, mineros y Democráticos hagan un solo frente, para ajustarle las cuentas a Napoleón.

Antes de que herede el trono a Napoleón III, y emprenda el vuelo a Canadá.

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