Home OPINIÓN HABLANDO DERECHO

HABLANDO DERECHO

0
0

POR: FERNANDO VÁZQUEZ RAMOS

NUEVA ROSITA, COAHUILA

Esta semana no escribiré sobre derecho, ya que, ahora que estuve en Nueva Rosita y salir a correr en la mañana, recordé que, fue precisamente en la calle Durango 2257 de la Colonia Independencia, la casa de mis padres, y que teníamos el teléfono 41104, el lugar dónde fui más feliz.

Mientras corría, pensaba en la comida que, hacia mi mamá, ese machacado verde con frijoles refritos y las tortillas de harina, unas gorditas de maíz que ya no las he vuelto a comer, los quequitos, las enchiladas que preparaba con papas y chiles toreados. Los regaños de mi papá, que cuando se enojaba, solamente me dejaba de hablar, sin decir nada, pero que feo se sentía, que te ignorara.

En el barrio que todos se saludaban, Carlos el de Don Atanasio, Chelito quién según el Berni, nos dio permiso de conocer a su bebe, Concha en la esquina, que se enojaba, por el ruido que hacíamos, también se molestó cuando se volaron las revistas del techo de la casa de Carlos, literatura que fue regalo del tío Chuy. Como olvidar el saludo de FERNA, de don Tony Arocha, igual manera me decía don Toño Salas, Concha me decía Fernando el de Reyna y Chelito Fernandito.

Reviví en el pensamiento, esos tiempos de la secundaria y preparatoria, las reuniones en la esquina, jugar al UNO en el portal de la casa de Héctor y Carlos Arocha, que aguante de doña Gloria y don Tony QEPD al tenernos en su casa; los juegos de beisbol en el parque, al recordar esas reuniones, también recuerdo el grito de Carmelita, “Berni ya metete”, obteniendo por respuesta, ya voy. Tampoco se puede olvidar a Bernardo Salas y su 99.99% de probabilidades de que le prestaran el carro, así como tampoco las peleas de Héctor y Carlos por manejar la camioneta verde, siendo la solución que uno se la llevaba, y otro se la traía de regreso.

Como olvidar las aventuras de Carlos Arocha, convertido en CHANOC, quien a veces decía, nos salimos hoy, la reunión en la esquina era a las 11 de la noche, para poder llegar al lugar a donde íbamos, ya que la función iniciaba a medianoche, sacando a escondidas y empujando el vocho blanco y en algunas ocasiones el azul, para que lo encendiera dos cuadras adelante. También, el Rambler VAM de Javier Ayala, que nos fuimos a Muzquiz y nos agarraron sus familiares, ya que pensaron que se habían robado y nos bajaron por el Club de Caza, Tiro y Pesca, y a caminar. Tampoco se olvida el anillazo que se dio Javier en el parque, precisamente, el día de su cumpleaños.

Me acordé también, que íbamos a comprar cocas a la casa de Maguita y Ramiro en la calle de atrás, bueno, eso era al principio, después llevábamos a escondidas una botella de vino y cigarros Marlboro rojos. En dichas reuniones asistían Carlos Arocha, Carlos Castillón, el Berni, Javier Ayala y yo, reuniones que fueron creciendo en participación, hasta que nos corrieron.

También, me acordé de la época en la que regresó al barrio Tony Arocha jr, recién egresado del ITESM, quien se convirtió en el ídolo de nosotros, ya que, además de “carita”, se compró su Atlantic Azul dos puertas, recuerdo que lo esperábamos en la tarde que regresaba de su trabajo en TELMEX, para ir a jugar basket, como a él le gusta, también a nosotros.

Tiempos que jamás regresarán, pero que nunca se olvidarán.

DEJE SU COMENTARIO

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *