
Expropiación Petrolera: Un legado de soberanía y unidad nacional
Por: Cristina Flores Cepeda
Sabinas, Coahuila. – El 18 de marzo de 1938, el presidente Lázaro Cárdenas decretó la Expropiación Petrolera, un acto histórico que marcó un avance en la soberanía energética de México y fortaleciendo su desarrollo económico nacional. En aquel tiempo, alrededor de 14 empresas extranjeras controlaban la extracción de petróleo en el país, beneficiándose de los recursos nacionales mientras explotaban a los trabajadores mexicanos, a quienes pagaban salarios considerablemente inferiores a los de los técnicos extranjeros, señaló el profesor Ramiro Flores Morales, coordinador regional de Cultura.
Los trabajadores petroleros, inconformes con esta situación de desigualdad, se manifestaron exigiendo condiciones justas. Ante la negativa de las empresas para atender sus demandas, Lázaro Cárdenas estableció un ultimátum, el cual no fue acatado, lo que dio paso a la expropiación. Este fue un suceso único a nivel mundial en su tiempo, llevado a cabo con estricto apego a la ley. A diferencia de lo que se podría esperar, el gobierno mexicano cumplió con el pago de las indemnizaciones a las empresas afectadas, demostrando un compromiso inquebrantable con la legalidad y la justicia.
El apoyo del pueblo mexicano fue fundamental en este proceso. Ciudadanos de todas las clases sociales contribuyeron con lo que tenían para reunir los fondos necesarios y saldar la deuda derivada de la expropiación. Campesinos ofrecieron sus animales, otros donaron joyas o dinero en efectivo, en un gesto de solidaridad que reflejaba el sentir nacional. En Sabinas, este espíritu de unidad se hizo evidente gracias a la maestra Raquel Dávila de De la Garza, quien encabezó una campaña local para recaudar fondos. Como directora de la única escuela normal urbana en Sabinas, ubicada en lo que hoy es la escuela Agustín Boone, organizó un comité con el objetivo de aportar recursos a la causa. Gracias a su liderazgo, la comunidad sabinense logró una de las recaudaciones más significativas, aunque, por razones desconocidas, su labor no recibió el reconocimiento que merecía.
El hallazgo de recortes de periódico y documentos en un archivo personal de la maestra Dávila de la Garza revela una historia de compromiso y patriotismo que no debe ser olvidada. Su iniciativa es un recordatorio de que, en los momentos clave de la historia, la unión y el esfuerzo colectivo pueden transformar el destino de una nación. Hoy, a casi nueve décadas de la Expropiación Petrolera, recordamos este acontecimiento como un ejemplo de lucha y determinación. Nos deja una enseñanza clara: en las buenas y en las malas, cuando las acciones trascienden en beneficio del país, los mexicanos debemos permanecer unidos.
