Entre sueños rotos y esperanza: Travesía de los migrantes por México

-Historias de dolor, sacrificio y la lucha por un futuro mejor

Por: Cristina Flores Cepeda

Sabinas, Coahuila. – En los silenciosos rieles que cruzan la vastedad de México, se teje una historia humana llena de dolor, angustia, y la búsqueda incansable de un sueño que parece cada vez más lejano. Son las historias de aquellos que abandonan sus hogares, enfrentando innumerables desafíos en busca de una vida más prometedora; sin embargo, el camino no es solo una travesía, sino una prueba que deja cicatrices indelebles en el alma de quienes lo emprenden.

Cada tren que avanza hacia el norte lleva consigo más que solo pasajeros. Lleva historias de personas que han perdido extremidades en la desesperada lucha por subirse a ese convoy de esperanza o algunos otros como Joanna, madre valiente que sufrió durante horas al separarse de sus hijas de 4 y 5 años a quienes alcanzó a subir al vagón en Sabinas, pero ella ya no lo logró, a gritos clamaba por sus pequeñas afortunadamente el destino, a veces caprichoso, las volvió a reunir en Piedras Negras, un encuentro cargado de emoción y alivio.

La oscuridad se convierte en aliada y enemiga de aquellos que buscan refugio a la orilla de carreteras, quizá en algún domicilio, en las casas parroquiales o en portales, hasta donde la oscuridad ya no les permite más. La incertidumbre de la noche se mezcla con el miedo a ser descubiertos por peligros inimaginables. Cada paso, una decisión crítica para evitar mayores riesgos. Esta es la realidad de quienes avanzan durante el día y buscan resguardo en la penumbra nocturna; ahora en bicicleta, muchos de ellos van por la orilla de la carretera y cargan a sus hijos en ellas, más atrás los siguen otros tantos, rodando, hasta donde les alcancen las fuerzas.

El tren, testigo mudo de tragedias familiares, ha separado a padres de sus hijos, dejando a pequeños en lugares como Sabinas, sin un camino claro hacia la frontera. Uno de los relatos más desgarradores es el de un padre que trepó a la pesada mole metálica, pero por más esfuerzos que hizo, no logró subir a sus hijos. Ahora, en medio de la incertidumbre, esperan noticias ellos los pequeños de su destino. Saben que el rumbo es la frontera, hacia Piedra Negras, no les queda de otra que acercarse a quienes saben que llevan el mismo camino.

La solidaridad: El llamado de los sacerdotes

En la desolación del camino, destaca la solidaridad encarnada en párrocos locales, como son Rogelio Hidalgo de la parroquia de San Martín hoy y ayer Mariano Carrillo Alva de San Francisco de Asís. Desde el salón parroquial, este hombre de fe clama por la ayuda de la comunidad. Allí, grupos de más de 200 migrantes son alimentados, un respiro en medio de su agotadora travesía. Otros puntos de apoyo, como La Jabonera y la parroquia de San Francisco de Asís, se convierten en oasis temporales en su viaje incierto.

Mientras las huellas de una caravana se desvanecen en el polvo, una nueva marea humana se prepara para lanzarse a la aventura el próximo 24 de diciembre. Esta vez, como las anteriores y la que está en marcha ahorita, los migrantes vienen desde Venezuela, Honduras y Colombia. La historia se repite, pero cada rostro lleva consigo una carga única de sueños y desafíos. En este cruce de caminos, la humanidad se enfrenta a sus propias pruebas de compasión y empatía. En el fragor de la travesía, cada historia de migrante nos recuerda que, más allá de las fronteras, somos todos viajeros en busca de un hogar, un sueño, y la esperanza de un mañana más prometedor.