Jorge Luis Rios
ACUÑA, COAH. – Para la psicóloga Alina Roció Hernández Pacheco, lo queramos o no, vivimos en una sociedad orientada al consumismo. Esta realidad está dando pie a que cada vez veamos con mayor frecuencia, un perfil comportamental muy concreto: el comprador compulsivo.
La especialista refiere que estas personas que suplen sus carencias, que alivian sus preocupaciones, miedos o ansiedades mediante la adquisición de productos.
La “oniomanía”, o adicción a las compras, esconde en la mayoría de los casos, una falta de autocontrol, depresión y baja autoestima refiere. “Son sin duda situaciones muy complejas que pueden llegar a límites desgastantes tanto para el propio paciente como para la familia”.
“El perfil psicológico de un comprador compulsivo esconde a una persona con problemas emocionales y personales que intenta suplir esos vacíos mediante el consumismo. No obstante, el acto de comprar acaba generando culpa y más sufrimiento. Cuando comprar es algo que realizas de forma compulsiva porque, en determinado momento, te ha aportado placer, puede que te encuentres siendo un comprador compulsivo sin saberlo”.
A la compra compulsiva también se le conoce con el nombre de “oniomanía” y se caracteriza por ser una especie de “escape emocional”. La pregunta necesaria en este asunto es: ¿Realmente, comprar te produce placer o es una necesidad para poder ser feliz? Más bien, esto último es lo que caracteriza al comprador compulsivo que busca en cada compra una evasión, un sustituto, para no tener que enfrentarse al verdadero problema.
“Así que entendemos que detrás del comprador compulsivo siempre hay un desencadenante emocional”.