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Don Juan Nonoal Zacamo: Una tradición que endulza Sabinas desde 1976

Don Juan Nonoal Zacamo: Una tradición que endulza Sabinas desde 1976

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Por: Cristina Flores Cepeda
Sabinas, Coahuila. – En pleno centro de Sabinas, se encuentra un negocio que no solo endulza los paladares, sino también el alma de quienes lo conocen. Don Juan Nonoal Zacamo, originario del estado de Puebla, llegó hace muchos años a esta Región Carbonífera y decidió echar raíces. Desde 1976, junto con su familia, ha trabajado arduamente en la elaboración de dulces regionales que han cautivado a generaciones de sabinenses y visitantes. «Sabinas es un muy buen lugar. Aquí hemos vivido y crecido como familia y como negocio. Desde que comenzamos a trabajar en esto, hemos fortalecido nuestra tradición con esfuerzo y dedicación», expresó Don Juan.
Don Juan y su familia se dedican a crear un sinfín de figuras y sabores elaborados a base de leche, coco, calabaza, camote, biznaga, chilacayote y guayaba. Entre sus productos destacan las bolitas de leche cubiertas con nuez, las greñudas, los corazones, y los rollos de guayaba. Pero lo que más se mueve, según él, son los dulces de leche y de calabaza, auténticos favoritos de los clientes. «Aquí hago un cazo de leche y de ahí elaboro todas las figuras. Es un trabajo que requiere paciencia y amor, pero que vale la pena porque a la gente le encanta», relató con una sonrisa.
Para Don Juan, mantener vivo este oficio no ha sido fácil. Las estaciones del año juegan un papel importante en las ventas. Durante el calor, las personas prefieren productos helados, pero con la llegada del frío, los dulces vuelven a ser protagonistas. «En este tiempo ya comienzan las personas a comprar más. Cuando hace frío, sí sale para la familia, pero en el calor batallamos porque no se les antojan los dulces», comentó.
A pesar de los desafíos, Don Juan nunca ha dejado de creer en su negocio ni en el amor por lo que hace. Desde hace 20 años, su puesto se encuentra estratégicamente ubicado contra esquina de la plaza principal, un punto de encuentro para locales y visitantes. «El centro de la ciudad es donde se mueve todo. Aquí es a donde viene la gente, sobre todo los paisanos que vienen de Estados Unidos. Muchos me conocen desde hace años y buscan estos dulces cuando regresan», explicó.
Lo que comenzó como un pequeño emprendimiento se ha convertido en un legado familiar que fortalece los lazos entre Don Juan, su esposa y sus hijos. Este negocio no solo les ha brindado sustento, sino también la oportunidad de compartir su amor por la tradición y la cultura a través de sabores únicos. Don Juan invita a la comunidad local y a los paisanos que regresan de Estados Unidos a visitar su puesto y probar sus dulces. «Aquí los esperamos, para que recuerden los sabores de casa y se lleven un pedacito de Sabinas con ellos», concluyó.
La historia de Don Juan es un ejemplo de lucha, perseverancia y amor por las tradiciones mexicanas. Su dulzura no solo está en sus productos, sino también en la pasión con la que ha mantenido viva esta hermosa tradición.

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