
Detectar a tiempo el cáncer infantil: una carrera contra la enfermedad
Por: Cristina Flores Cepeda
Sabinas, Coahuila. – ¿Sabes el dolor que se siente al ver un niño defender cuando lo van a inyectar o a canalizar por algún problema de salud? Peor es ver cuando ya no tienen siquiera la fuerza para defenderse y eso pasa con determinada frecuencia en los niños afectados con cáncer y, cada año, miles de niños en México enfrentan una batalla silenciosa contra ese padecimiento. Tristemente, la mayoría de los diagnósticos se realizan en etapas avanzadas, cuando la enfermedad ya ha cobrado terreno en sus cuerpos frágiles. Es por eso por lo que, en el marco del Día Internacional contra el Cáncer Infantil, que se conmemora cada 15 de febrero, es crucial recordar la importancia de la detección oportuna en la lucha contra esta devastadora enfermedad.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se presentan alrededor de 300 mil nuevos casos de cáncer en menores de 18 años a nivel mundial cada año. En México, esta cifra asciende a entre 5 mil y 6 mil nuevos casos anualmente, según la Secretaría de Salud. Lo alarmante es que el 70 % de estos diagnósticos se hacen en etapas avanzadas, lo que disminuye considerablemente las posibilidades de supervivencia de los pequeños pacientes.
Es importante destacar que, a diferencia del cáncer en adultos, el cáncer infantil no es prevenible. Por lo tanto, la detección temprana se convierte en nuestra mejor arma contra esta enfermedad. En países con ingresos altos, el 80 % de los niños diagnosticados logran sobrevivir. Sin embargo, en naciones como la nuestra, con ingresos medios y bajos, la sobrevida se reduce drásticamente al 57 %. Esta disparidad es desgarradora y refleja la urgente necesidad de mejorar el acceso a la atención médica y los recursos para combatir el cáncer infantil en nuestro país.
Los síntomas que podrían indicar la presencia de esta enfermedad en los pequeños son: dolor de cabeza persistente, la fiebre inexplicable, los moretones sin causa aparente, el sangrado inexplicado, las manchas rojas en la piel, el crecimiento de ganglios en las axilas, el cansancio extremo, la pérdida de apetito y peso. Estar atentos a estos signos podría marcar la diferencia entre la vida y la muerte para un niño. ¡Ah! Y el brillo en los ojos, un destello visible en las fotografías y en ocasiones a simple vista. Además, existen factores de riesgo que aumentan la probabilidad de desarrollar cáncer infantil, como la exposición a altos niveles de radiación, ciertos síndromes hereditarios como el de Down y el de Li-Fraumeni, así como enfermedades que afectan el sistema inmunológico. Conocer estos factores y estar informados puede ayudarnos a identificar posibles casos en etapas tempranas, cuando aún hay esperanza de un tratamiento efectivo.
En esta lucha contra el cáncer infantil, es fundamental que como sociedad nos unamos para garantizar que cada niño tenga acceso a la atención médica y los tratamientos necesarios. No podemos permitir que más niños pierdan la batalla contra esta enfermedad. Es hora de actuar, de educarnos y de alzar la voz en nombre de aquellos que luchan en silencio. Porque cada niño merece una oportunidad de vida, y juntos podemos hacer la diferencia.