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De pol?tica y cosas peores

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Por: Armando Fuentes

 

CIUDAD DE M?XICO .- Muchas mujeres entregan su virginidad por tres razones, las cuales se expresan con palabras que empiezan con -in y acaban con -encia. Esas razones son: por inocencia, por insistencia o por insolvencia. Do?a Panoplia de Altopedo, dama de buena sociedad, le dijo a la criadita de la casa: «Te regalo este neglig?, Ancilia. A mi marido no le gust?». Replic? prontamente la muchacha: «Entonces no tiene caso que me lo regale, se?o. Tampoco le va a gustar cuando me lo ponga yo». Babalucas y su esposa ten?an problemas conyugales. Buscaron a un consejero familiar y le dijeron que su matrimonio era un constante pleito, pues opinaban en forma diferente acerca de casi todo. No s?lo eso: tampoco dialogaban sobre sus divergencias, lo cual hac?a que su relaci?n estuviera siempre tensa. El terapeuta, despu?s de o?rlos, les hizo una recomendaci?n, y luego les pas? el recibo. Cuando salieron de la consulta del especialista Babalucas le dijo muy preocupado a su mujer: «Tendremos entonces que inscribirnos en un club nudista». «?Un club nudista? -se sorprendi? la se?ora-. ?Por qu??». Explic? el badulaque: «?No o?ste que el doctor dijo que debemos ventilar nuestras diferencias?». De tumbo en tumbo va el gobierno de Enrique Pe?a Nieto. El pacto que sus asesores urdieron con precipitaci?n para intentar poner un paliativo al tristemente c?lebre gasolinazo cay? como piedra que se arroja a un pozo sin fondo. Pretender calmar con ese pacto la irritaci?n popular equivale a tratar de contener las cataratas del Ni?gara con un tap?n de sidra. Desde ese punto de vista la pregunta: «?Qu? hubieran hecho ustedes?» resulta pat?tica. En un gobernante una expresi?n as? es se?al clara de aturrullamiento, de incapacidad, de p?rdida de liderazgo. No recuerdo en nuestro tiempo un gobierno as?, tan vacilante, tan sin rumbo, y ahora -para colmo- tan sumiso a las se?ales provenientes del arrogante individuo que se dispone a ocupar la Casa Blanca. A?n nos faltan m?s cosas por ver, seguramente nada buenas. Esto no es pesimismo: es observar lo mal que va el pa?s y la falta de aptitud de quienes ejercen el poder para ponerlo en un mejor camino. Esperemos que el mal ?nimo que priva entre la gente no se traduzca en m?s y mayores actos de violencia. Movimientos as? a veces se sabe c?mo empiezan; jam?s se sabe c?mo van a terminar. La se?ora reprend?a a su hijo adolescente: «Eres igual de irresponsable, desobligado y vago que tu padre». El marido oy? aquello y le reclam? enojado: «?Oye t?! ?Yo no soy irresponsable, vago ni desobligado!». «No te enojes, tont?n? -lo apacigu? la esposa-. Nadie est? hablando de ti». Don Frustracio le dijo en la cama a su esposa do?a Frigidia: «Me cas? contigo para toda la vida, pero de vez en cuando debes mostrar alguna». Un pescador ech? la red y sac? una hermos?sima sirena. Al punto volvi? a arrojarla al mar. Le pregunt? uno de sus compa?eros: «?Por qu? hiciste eso?». Explic? el otro: «Soy al?rgico a la leche y al pescado». La mejor forma de acercarse a una mujer con un pasado es con un presente. Un tipo les cont? en el bar a sus amigos: «Mi matrimonio ha tenido ?xito porque mi esposa y yo acostumbramos salir dos noches por semana. Vamos a tomar una copa, cenamos, bailamos y luego hacemos el amor. Ella sale los viernes, y yo los s?bados». Un fornido muchacho campesino a quien sus amigos llamaban el Pich?n logr? por fin convencer a Dulcilina, bella zagala de su rancho, de que le entregara la impoluta gala de su doncellez. Antes de rendir su virtud ella le pidi?, suplicante: «Por favor tr?tame con delicadeza. Soy d?bil de coraz?n». «No te preocupes -la tranquiliz? el Pich?n-. Tendr? mucho cuidado al pasar por ah?». FIN.

MIRADOR.

Por Armando FUENTES AGUIRRE.

Aquel demonio echaba espuma por la boca.

Torc?a los ojos y lanzaba horribles miradas que pon?an terror en quienes lo ve?an.

Mostraba los colmillos, como fiera, y luego se mord?a con ellos lengua y labios hasta hacerse sangre.

Arqueaba el cuerpo; daba manotazos y patadas. Los pelos se le erizaban en la nuca igual que los de un animal enfurecido.

Lanzaba tremendos ululatos y profer?a blasfemias y maldiciones que espantaban a quienes las o?an.

Pas? un caminante y vio al demonio que se contorsionaba y se retorc?a en el suelo.

Pregunt?, temeroso:

-?Qu? le pasa?

Le dijeron:

-No te acerques. Est? pose?do por el hombre.

?Hasta ma?ana!…

MANGANITAS.

Por AFA.

«. No bajar? la gasolina.».

Dir? sin ning?n respeto

que ya s? eso desde cu?ndo.

El que contin?a bajando

es Enrique Pe?a Nieto.