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Confianza

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Uno de los objetivos de las políticas económicas dictadas por cualquier gobierno o autoridad es conseguir o llegar al pleno empleo, es decir que todo aquel que esté dispuesto a trabajar a cambio de una remuneración económica pueda conseguir un empleo. Las fuentes de estos empleos, pueden ser el emprendimiento, la iniciativa privada o el servicio público.

 

La inmensa mayoría de los empleos que se generan en México corresponden a la iniciativa privada, basta con dar un vistazo a los derechohabientes, del 2020, el ISSSTE, institución encargada del servicio de salud para los trabajadores del gobierno, contaba con 4.3 millones de trabajadores registrados, por su parte, en el mismo periodo, el IMSS, institución que se encarga de la seguridad social para trabajadores de empresas, contaba con 27.8 millones de trabajadores registrados. Es decir que por cada empleo que el gobierno genera la iniciativa privada es capaz de generar casi 6.5.

 

Una fuente importante para la generación de empleos e incremento en la productividad en cualquier economía es la Inversión Extranjera Directa (IED), la cual es la cantidad de dinero que empresas extranjeras invierten, para nuestro caso en México, para incrementar o ampliar plantas ya existentes o bien en la construcción de nuevas plantas, por supuesto con su equipamiento.

 

Además de la generación de empleos que se da por la IED, esta da la oportunidad de importar tecnología, genera una presión al alza de los salarios y crear competitividad.

 

Durante el 2021 México recibió 31,621.2 millones de dólares en IED de este monto un 43% corresponde a nuevas inversiones, el sector manufacturero fue quien recibió un monto mayor equivalente al 40%, mientras que los inversionistas norteamericanos tuvieron una participación del 47%. Es cierto, según información del gobierno federal, aún no llegamos a los niveles del 2019 pero es justo señalar que la IED del 2021 fue ya mayor a la que recibimos en el 2018.

 

A principios de este mes la consultora Kearney publicó el índice de confianza de inversión extranjera, dicho indicador califica a los países considerando cambios sociales, políticos y de regulación que afectan la IED, dicha información se publica de manera anual desde el año de 1998. Por tercera ocasión consecutiva México no se encuentra dentro las 25 economías con mayor confianza. El empresariado considera que la ausencia de corrupción además de la transparencia de las regulaciones gubernamentales son factores de importancia para escoger donde se realizarán las inversiones.

 

Este estudio señala que en nuesto país “las autoridades han estado cerrando las importaciones privadas de productos refinados en un aparente esfuerzo por beneficiar la participación de mercado de la estatal Pemex”.

 

Por el bien de México, de la economía de los mexicanos debemos de convertirnos en un lugar seguro para las inversiones extranjeras directas, en un sistema tan globalizado como el que tenemos hoy en día, cerrarnos es un error enorme, un suicidio económico, nuestro país, cuenta con los recursos humanos y naturales necesarios para convertirse en una de las economías favorita para la IED, sólo basta con la ubicación geográfica y los 3,169 kilómetros de frontera que compartimos con los Estados Unidos.

 

Con la elaboración y aplicación de políticas públicas, aprovechando nuestra situación geográfica, la mano de obra calificada con la que contamos podemos volver ser una de las economías favoritas para la inversión extranjera directa y así generar un círculo virtuoso de inversión – empleo – consumo – ahorro – desarrollo.

Pareciera que sólo falta voluntad.

 

 

 

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