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Con altares de muertos recuerdan instituciones educativas a comunicadores

Con altares de muertos recuerdan instituciones educativas a comunicadores

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Por: Cristina Flores Cepeda

Sabinas, Coahuila. – En ceremonias distintas, la mañana de este miércoles instituciones educativas dedicaron altares de muertos en memoria de dos distinguidos comunicadores que durante su vida dejaron un legado importante en el esfuerzo realizado en su trabajo, pero más allá de eso, una historia de hermandad, amor y fe. Así fueron Juan Alberto López Sandoval y José Ángel Garza Pérez; ambos orgullos del oficio de periodista, de comunicador; gente con don de servicio y de esas que unen el decir con el hacer, incasables y humanos, muy humanos.

Uno de los altares fue en la secundaria de la Villa de Agujita “Ramiro Villarreal Campos”, donde José Ángel Garza ejerció su profesión como psicólogo de esta institución, actividad que compaginó a la perfección con su oficio de periodista y su página digital donde plasmaba el diario acontecer de las comunidades, de los municipios de esta Región Carbonífera y el estado. Le gustaba mantenerse actualizado en las noticias escuchaba tantos noticieros como podía, locales, estatales y nacionales; del tema que se mencionara él sabía de lo que se hablaba, sin descuidar el departamento a su cargo en la secundaria.

Hoy José Ángel un hombre de fe a toda prueba, amigo entrañable de Juan Alberto López “el diablo” como “Changel” lo llamaba, estuvo en esencia en ese altar dedicado a su memoria, presente como él quería, que no se le olvidara, que lo recordaran, su familia, sus amigos, los tantos jóvenes que tuvieron oportunidad de convivir con él. En el altar lo más elemental, lo que debe llevar y, su chaleco de prensa, oficio que disfrutó.

En cuanto a Juan Alberto López Sandoval, ícono de la Región Carbonífera como lo nombraron los alumnos de la carrera de ingeniería en administración del TecNM ubicado en la Villa de Agujita, su altar tenía su chaleco de prensa, su fotografía y los alimentos que disfrutaba. Juan López fue reportero, músico, fotógrafo, locutor, mariachi, amante de la bohemia, pero, sobre todo, un gran ser humano. Amaba profundamente a su familia, a su esposa y a sus hijos y siempre tenía espacio para departir con los amigos.

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