MARCA CLARO
ESPAÑA.- El Atlético de Madrid goleó 0-5 al Rayo Majadahona y consigue su pase a los octavos de final de la Copa del Rey. Oblak fue una declaración de intenciones. El esloveno no jugaba Copa desde la temporada 14-15… cuando aún no se había establecido como portero titular en Liga.
La costumbre de conceder el torneo del K.O. al suplente del campeonato doméstico se fue trasladando a Moyá, Adán e incluso San Román, con la consecuencia, directa o no, de que donde antes te eliminaron Barcelona o Sevilla ahora te eliminaban Cultural Leonesa o Cornellà. Así que hasta aquí hemos llegado, clamó El Cholo. La presencia de Jan en el once del Atlético era en todo caso una más: repetían hasta ocho de los que habían derrotado al Rayo el domingo. Concesiones, las justas.
La otra portería también dejó noticia a la que echó a rodar el balón. En forma de lesión, desgraciadamente. Gorka palmeó un cabezazo de Kondogbia en la primera falta forzada por el Atlético… para llevarse un golpe de Suárez en el posterior balón dividido. Tuvo que retirarse con una mano dañada el portero del Rayo, de modo que fue su compañero Álvaro Fernández quien trató de sostener con escasa suerte el aluvión rojiblanco. Efectivamente, a la que trató de jugar desde atrás topó la escuadra majariega con que su rival hacía esta vez lo que no había hecho en toda la temporada: presionar. El doble pivote que forman ahora Kondogbia y De Paul tenía mucho que ver en tal empeño.
Así que llegaron dos pérdidas en la salida que a su vez se tradujeron en dos goles. En el primero Cunha aprovecha en posición antirreglamentaria el balón que rechaza Carrasco, pero aquí que esta competición no existe de momento el VAR, uno ya no sabe qué es peor. Mucho más vistoso resultó el segundo, firmado por Lodi tras poner un lazo Lemar, aunque también naciera en un extravío majariego. El Atlético jugaba tan intenso que jugaba cómodo, frase de la que podría extraerse alguna conclusión de cara al tramo decisivo del ejercicio. Tan cerca del área rival lo hacía, además, que hasta Suárez se dejaba ver para aprovechar una incursión de Llorente y certificar el tercero con la solvencia tantas veces exhibida.
Así que no había noticia alguna precisamente de Oblak a la que el colegiado de turno decretó el correspondiente descanso mucho antes de lo que hubiera debido, porque ese primer acto se prolongó menos tiempo del perdido con la lesión de Gorka. Vaya usted a saber si el resultado ya abultado tuvo que ver en ello, el caso es que así se hurta fútbol al respetable, que ha pagado lo suyo por un partido que se juega a hora intempestiva y en pleno mes de enero.
Cinco sustituciones hubo tras el entreacto, se supone que aceptando unos y otros, tal y como parecía hacer el del silbato, la suerte establecida en el marcador. Los del Atlético implicaron sobre todo que Kondogbia se retrasara al eje de la zaga para que Koke se incrustara en el doble pivote.
Por si había alguna duda, El Cholo aún tiró de Griezmann y Joao Félix para completar su carrusel. Coincidió la aparición de francés y luso con la primera ocasión local, conviene recordar que tal condición era para el Rayo, cuando Oblak blocó una falta lateral cabeceada por un Iturraspe que también había entrado de refresco. Abel Gómez siguió los pasos de su colega de profesión, de modo que a la hora de partido estaban hechos todos los cambios.
Aquello ya no era lo mismo en lo que al dominio rojiblanco respecta… pero entre Antoine y Correa se las apañaron para pintar el cuarto: eso fue su combinación, una obra de arte. Después caería por lo muscular el 8, pésima noticia, pero incluso en inferioridad completó la goleada el Atlético.
