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Aquí en confianza

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Por:  Iván Garza García

 

 

 Ganó Coahuila; ganamos todos

 

 

A propósito de los comicios del pasado domingo en nuestra patria chica, las redes sociales estallaron con publicaciones que iban desde el plano motivacional hasta los ingeniosos memes, pasando desde luego por aquellos que mostraban amargura tras la difusión de los resultados preliminares. Uno de ellos, a la letra rezaba: “Todos diciendo ¡Ganamos! ¡Ganamos! ¿ganaste qué? Tú ya vete a dormir para trabajar mañana si no, no comes”. Aunque respeto la postura expuesta por quien claramente esa noche no se fue a la cama con una sonrisa, no comparto su mensaje.

 

En Coahuila, se vivió una jornada electoral ejemplar en la que apenas se reportaron algunos incidentes menores que de manera alguna impactan en las resultas del proceso. Desde temprana hora, las y los votantes abarrotaron las casillas que se instalaron en su totalidad sin mayor demora. Una gran cantidad de observadores ciudadanos se dieron cita en nuestro estado para atestiguar el transcurso de las votaciones; sin duda, dieron cuenta de la seguridad y calma con que estas se llevaron a cabo. El ambiente se tornó festivo. Familias completas llegaban a emitir el sufragio dando ejemplo a los más pequeños, quienes participaban depositando la boleta en la urna mientras que solicitaban que también se les marcara el pulgar con tinta indeleble. De esa forma, 56 por ciento de quienes integramos el padrón coahuilense acudimos a ejercer nuestro derecho democrático. Con una alta participación ciudadana en los pasados comicios, ganó Coahuila; ganamos todos.

 

El candidato vencedor, Manolo Jiménez Salinas, obtuvo un triunfo contundente. Más de 741 mil sufragios abalaron el proyecto del ex alcalde de Saltillo, consiguiendo así una votación sin precedentes en la historia de la entidad. No solo eso, quien a partir del primero de diciembre asumirá la gubernatura, se alzó con la victoria en los treinta y ocho municipios que integran nuestro territorio. Más de 35 puntos de diferencia separan al ganador de su más cercano contrincante. El rotundo resultado de la elección trajo como consecuencia que los candidatos no favorecidos se manifestaran casi de inmediato y aunque dos de ellos acusaron – sin denuncias ni pruebas – una elección de estado, el hecho de que hayan reconocido la derrota e identificado plenamente al ganador, otorgó mayor certeza al proceso e infundió serenidad entre la población. Ante el triunfo irrebatible de un candidato y las muestras de civilidad por parte de los otros, ganó Coahuila; ganamos todos.

 

Aquí en confianza, la jornada del pasado domingo ofrece cualquier cantidad de posibilidades para el análisis. Sin duda, nuestra entidad se convertirá en el laboratorio de la alianza opositora rumbo a la elección del 2024. Seguramente, aquí habrá de acuñarse la narrativa que será utilizada para tratar de convencer al electorado en la llamada madre de todas las batallas. La experiencia coahuilense será modelo a seguir para propios y extraños. La ecuación no es difícil de entender; en Coahuila se cuenta con un Gobernador que ha mostrado una altísima capacidad de gestión, rompiendo todos los indicadores y mediciones del quehacer gubernamental. Trabajador incansable, serio y prudente, Miguel Riquelme no ha sucumbido ante la política facilona de las ocurrencias y la polarización; no por nada es el mejor calificado del país. Por su parte, el próximo mandatario estatal supo conjugar experiencia y juventud para convocar a un gran frente ciudadano que fue capaz de colocarse por encima de las filias y las fobias partidistas; de acuerdo con su propio dicho, en ello radicó la fórmula mágica de la victoria. Manolo llevó su propuesta a todos los rincones del estado y a su paso iba ganando adeptos. Aunque las encuestas lo colocaron desde el inicio como amplio favorito, caminó sin aires de triunfalismo al tiempo que su retórica generó profunda confianza. Los categóricos resultados no son obra de la casualidad.

 

Es cierto, el pasado 4 de junio fue un día histórico, pero el siguiente también; y lo fue porque las y los coahuilenses todos, tras el calor de la refriega electoral, amanecimos en total normalidad; tranquilos, en paz. La madurez democrática se hizo presente y desde esta norteña tierra se manda un concluyente mensaje de concordia a la nación. En tanto, nuestro estado se mantiene seguro, de pie y en constante desarrollo; por ello, lo afirmo nuevamente, ganó Coahuila; ganamos todos.

 

 

 

 

Nota. Lo antes expuesto representa

 la opinión personal del autor

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