ALBERTO BOARDMAN
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El Otro Einstein
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Mucho se ha especulado sobre la participaci?n de Mileva Maric, en el trabajo cient?fico realizado por Albert Einstein. Mileva fue compa?era de estudios y posteriormente la primera esposa de Albert. Varias cartas de correspondencia entre ambos presumen que efectivamente existi? un considerable intercambio de informaci?n, ideas, f?sica y matem?ticas, que seguramente con posteridad influyeron en el famoso cient?fico.
Pero de ah? a considerar con seriedad el argumento del libro ?El Otro Einstein? de Marie Benedict (ed Planeta, 2018, 301 p?gs.), hay un universo constante de diferencia.
Benedict pinta un Einstein ventajista, abusador, desaprensivo, ego?sta y hasta violento, frente a una Mileva sumisa, v?ctima y m?rtir de las circunstancias. Hay una regla no escrita de la l?gica que dicta que resulta inveros?mil encomiar una figura hasta el exceso del suplicio y sacrificio, a cuestas de la denostaci?n y calumnia de la parte contraria. Y eso sucede hasta el cansancio del aburrimiento en El Otro Einstein, narraci?n subjetiva y tendenciosa que demerita incluso el verdadero e importante papel que Mileva tuvo en la vida de Albert.
Cuando se escribe sobre personajes hist?ricos, el escritor tiene la obligaci?n de apegarse lo m?s posible a la realidad. Lieserl, por ejemplo, (la primer hija de Einstein y Mileva) es una de las figuras que ?la Mileva del libro? usa como bandera de vida, cuando lo cierto es que hist?ricamente no se tiene la certeza documentada del destino de la peque?a, s?lo se sabe que pudo morir en los primeros a?os o bien fue dada en adopci?n. Y Benedict ma?osamente aprovecha el personaje para crucificar a Einstein. Una nota de aclaraci?n final por parte de la autora nunca ser? suficiente para subsanar lo tendencioso de las anteriores 300 p?ginas.
Al final mi reflexi?n es solamente sobre el libro. Pero en mi opini?n personal, despu?s del divorcio de Mileva en 1919, Einstein sigui? creando ciencia hasta su muerte, tal y como el gran cient?fico que siempre fue.
?Cuando te mueres, no sabes que est?s muerto, no sufres por ello, pero es duro para el resto. Lo mismo sucede cuando eres un cretino.? Albert Einstein.
Somos lo que hemos le?do y esta es palabra de lector.
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