
FACTOR
BARCELONA, ESPAÑA.– El Gran Premio de España dejó al descubierto la crisis deportiva que atraviesa Red Bull Racing. Sin Sergio “Checo” Pérez en la escudería, el equipo austríaco vivió una de sus peores actuaciones en años recientes. Max Verstappen, visiblemente frustrado, perdió el control en pista, lo que le costó una sanción que lo relegó al décimo puesto, sumando apenas un punto. Es su peor resultado en los últimos ocho años y un reflejo claro de que algo no marcha bien en el garaje de los campeones.
Pero lo de Verstappen fue solo la punta del iceberg. El japonés Yuki Tsunoda, quien heredó el monoplaza que hasta hace poco pilotaba Checo Pérez, volvió a quedar fuera de los puntos, terminando en un decepcionante decimotercer lugar. Con este, ya son cuatro ceros en siete carreras para Tsunoda, acumulando apenas siete puntos con Red Bull, una cifra paupérrima para los estándares del equipo.
La pregunta que muchos se hacen es: ¿cuándo fue la última vez que Red Bull sumó únicamente un punto entre sus dos pilotos en un Gran Premio? Lo cierto es que hay que retroceder varios años para encontrar un desempeño tan pobre. La hegemonía que alguna vez fue símbolo de la escudería parece estar desmoronándose.
Cada vez son más quienes cuestionan abiertamente la decisión de prescindir de Checo Pérez, una movida que hoy se percibe como un error monumental. Su experiencia, consistencia y habilidad para sumar puntos clave eran una pieza vital en la estrategia de Red Bull, especialmente en momentos en que Verstappen no podía hacerlo todo solo.
La falta del mexicano ha dejado expuestos a todos. Verstappen ha perdido a un compañero de equipo que en múltiples ocasiones lo ayudó a contener a rivales y asegurar puntos cruciales. Helmut Marko, el principal promotor de su salida, se ha quedado sin chivo expiatorio. Y Red Bull, como estructura, enfrenta el riesgo de perder ambos títulos: el de pilotos y el de constructores.
El campeonato de constructores comienza a alejarse peligrosamente. McLaren avanza con paso firme, y Ferrari no cede terreno. Red Bull, por el contrario, se muestra errático, inconsistente y desorganizado. La falta de dirección técnica, los constantes cambios y decisiones cuestionables desde los despachos han generado un caos interno difícil de contener.
Lo que va de temporada se resume en una palabra: desastre. Y lo más irónico de todo es que el único que no está en el equipo, Checo Pérez, es el único que no tiene la culpa.