FACTOR
ESTADOS UNIDOS.- El bullpen de los Yankees de Nueva York volvió a ser el protagonista de una derrota amarga, esta vez frente a los Padres de San Diego, quienes lograron remontar un marcador adverso para llevarse la victoria por 4-3 en el primer juego de la serie. Un sólido inicio de Carlos Rodón, quien trabajó por más de seis entradas sin permitir carrera, terminó opacado por un desastroso relevo que permitió cuatro carreras en la octava entrada.
El partido estuvo marcado por una inesperada suspensión por lluvia de 28 minutos con dos outs en la parte baja del octavo inning, pero lo que parecía ser un respiro para los Yankees terminó siendo el comienzo de su caída. La derrota ante los Padres significó la quinta ocasión en la que el equipo neoyorquino pierde un juego en el que llegaba con ventaja al inicio del octavo episodio, una cifra alarmante que pone en evidencia las deficiencias de su bullpen esta temporada, el mayor número de este tipo de derrotas para cualquier equipo en lo que va del 2025.
Cuando los Yankees se encontraban al frente por 3-0 en la octava, el relevista Devin Williams fue el encargado de intentar cerrar el juego. Sin embargo, después de retirar al primer bateador, comenzó a enfrentarse a serios problemas. Williams regaló una base por bolas y permitió un imparable, lo que puso en aprietos a los Yankees. En ese momento, parecía que la defensa de Nueva York había salido del atolladero cuando Williams ponchó a Fernando Tatis Jr., pero la jugada se tornó aún más polémica cuando el dominicano fue expulsado, junto con el mánager de los Padres, Mike Shildt, tras un altercado con el umpire.
Con las bases llenas, el venezolano Luis Arráez recibió un pasaporte, lo que provocó la salida de Williams y la entrada del cerrador Luke Weaver. El partido, que aún parecía controlado, se les escapó completamente de las manos cuando Weaver permitió un doblete productor de dos carreras de Manny Machado y un imparable posterior de Xander Bogaerts, quien sentenció la remontada con un hit que trajo dos carreras más al marcador, poniendo a los Padres arriba por 4-3.
Por el lado ofensivo, los Yankees habían tomado una ventaja temprana gracias a un cuadrangular de dos carreras de Trent Grisham en la tercera entrada. Luego, Anthony Volpe agregó una más con un elevado de sacrificio que parecía suficiente para sostener la ventaja. Sin embargo, el bullpen falló nuevamente, lo que dejó en el aire las preguntas sobre la consistencia de los relevistas y la capacidad de los Yankees para cerrar juegos en situaciones clave.
Carlos Rodón, por su parte, ofreció una destacada actuación como abridor, trabajando seis entradas y dos tercios en las que permitió solo tres hits, regaló una base por bolas y ponchó a cinco bateadores. A pesar de su sólida labor, el esfuerzo del lanzador quedó en segundo plano debido a la inestabilidad del bullpen neoyorquino, que sigue siendo una de las mayores preocupaciones para el equipo.
La victoria, en tanto, fue para el relevista de los Padres, Ryan Berget (1-0), quien se encargó de mantener la ventaja de San Diego en la parte final del juego.
Este nuevo tropiezo subraya los problemas persistentes de los Yankees en el cierre de los partidos, una situación que no solo afecta su rendimiento en la presente campaña, sino que también genera incertidumbre sobre la capacidad del equipo para competir en los momentos decisivos. El conjunto de Nueva York intentará redimirse en el segundo juego de la serie, pero con una nueva presión sobre sus hombros: encontrar una solución urgente para su inestable bullpen.
