FACTOR
NUEVA YORK, EEUU.- El invierno en el Bronx fue largo y gélido. No solo por el viento cortante que azota el Yankee Stadium en enero, sino por el escalofrío de ver a los Dodgers celebrar en la Serie Mundial. Pero con la primavera llegó la renovación, y con ella, un capítulo inédito en los 123 años de historia de los Yankees. La novena neoyorquina arrancó la temporada con un triunfo 4-2 sobre los Brewers en un partido que quedará para la historia.
La hazaña comenzó con Austin Wells. A lo largo de más de 18,000 juegos en su legendaria existencia, los Yankees jamás habían alineado a un receptor como primer bate. Hasta ahora. Y Wells no tardó en justificar la apuesta. En su primer turno al bat de la temporada, con su primer swing, mandó la pelota a volar en la noche neoyorquina. Un cañonazo de 103.7 millas por hora por el jardín derecho ante el dominicano Freddy Peralta.
El dato merece grabarse en bronce: es el primer jonrón de un Yankee como primer bate en un Opening Day en toda la historia de la franquicia. Un hito en una organización repleta de leyendas.
Y no fue el único estallido. En la segunda entrada, Anthony Volpe siguió el ejemplo y también desapareció la pelota. Un golpe tempranero que reafirmó que estos Yankees tienen pólvora en el madero.
Mientras tanto, Carlos Rodón hizo historia a su manera. Con su barba desafiando la estricta tradición del equipo —los primeros vellos faciales permitidos en más de 50 años—, y su brazo consolidando su puesto en la rotación. El zurdo lanzó cinco entradas y un tercio, permitiendo solo cuatro hits y una carrera limpia, además de abanicar a siete Cerveceros. Su único tropiezo fue un jonrón solitario de Vinny Capra en la tercera entrada. Un ligero desliz en una noche de dominio.
Cuando los Yankees necesitaron cerrar el juego, el Capitán respondió. Aaron Judge, con un doblete remolcador, y Cody Bellinger, con la cuarta carrera, aseguraron el triunfo.
El 4-2 final fue más que un simple marcador. Fue la declaración de que este equipo, golpeado en el invierno, ha resurgido con una energía renovada. Austin Wells dejó su huella en la historia, Rodón rompió esquemas y los Yankees volvieron a hacer lo que mejor saben hacer: ganar.
La primavera ha llegado al Bronx, y con ella, la esperanza de que este sea el año en que los Yankees reclamen su trono. La primera página ya está escrita. Y qué manera de comenzar.
