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ESTADOS UNIDOS.- No hace mucho, los jugadores de la NFL elegían su casco guiado por la comodidad, la superstición o la estética. Algunos lo preferían más ajustado, otros valoraban una mejor visibilidad, y muchos simplemente se aferraban al modelo que habían usado desde su etapa universitaria. Esa era la norma… hasta que los impactos dejaron de sentirse solo en el campo y comenzaron a resonar en los tribunales.
Con más de mil demandas acumuladas por daños neurológicos y una crisis de credibilidad en puerta, la liga entendió que el riesgo ya no era solo físico, sino también institucional. Proteger la cabeza del jugador dejó de ser un asunto médico para convertirse en una prioridad estratégica. Desde entonces, la NFL convirtió la protección en una ciencia con métricas, clasificaciones y listas negras.
Esta semana, la NFL y la Asociación de Jugadores (NFLPA) publicaron la actualización anual del estudio que clasifica los cascos disponibles en el mercado. Lo que antes era una guía técnica, hoy tiene el poder de sentenciar productos. En la edición 2025, siete modelos fueron oficialmente prohibidos para su uso en partidos o entrenamientos. Otros tres fueron catalogados como “no recomendados”, la antesala a su eliminación total.
No es un hecho aislado. Desde que en 2015 la liga comenzó a restringir cascos con bajo desempeño en pruebas de laboratorio, al menos 38 modelos han sido retirados del campo. Sin embargo, esta es la lista más agresiva en los últimos cinco años y confirma una tendencia clara: la NFL busca reducir las conmociones antes de que los números vuelvan a repuntar.
En 2017, la liga reportó 281 conmociones, el pico más alto en una década. Desde entonces, la cifra ha bajado a un promedio de 190 por temporada. Parte de esa reducción se atribuye al rediseño técnico de los cascos, a los cambios en las reglas de tacleo y, más recientemente, al uso obligatorio de la Guardian Cap, una cubierta acolchada externa que reduce hasta en un 10% la fuerza de impacto.
En 2024, con la implementación obligatoria de la Guardian Cap para linieros, alas cerradas, linebackers y corredores durante los entrenamientos, las conmociones bajaron un 17% respecto al año anterior. El experimento funcionó. Ahora, la estrategia se amplía con una política más estricta: si un casco no cumple con los nuevos estándares, se prohíbe, sin importar su popularidad entre los jugadores.
Además, la NFL lanzó un programa de incentivos: los cascos que figuran en el “Top 10” de protección, según pruebas biomecánicas, quedan exentos del uso de la Guardian Cap. En ese grupo destacan modelos de tecnología avanzada como el VICIS Zero2-R Matrix ID y el Riddell Axiom 3D, ambos con diseño personalizado y alto desempeño.
Otro frente es el NFL Helmet Challenge, una competencia que ofrece hasta tres millones de dólares en financiamiento para el desarrollo de cascos de nueva generación. De ahí han surgido modelos como el Light Gladiator Thunder y el Xenith Orbit Pro, fabricados con materiales que absorben el impacto en múltiples capas.
Mientras tanto, en el ámbito amateur, la Universidad de Virginia Tech continúa su evaluación independiente, orientada a jugadores de preparatoria y college. A diferencia del estudio oficial, sus clasificaciones no están influenciadas por fabricantes ni por pruebas internas de la NFL.
Hoy, la liga ya no espera al próximo escándalo para reaccionar. Impone normas técnicas, apoya la innovación con inversión y retira del juego a los modelos que no cumplen con los estándares. Para los jugadores, cambiar de casco ya no es una cuestión de gusto: es una obligación.
Cascos prohibidos para la temporada 2025:
Riddell Foundation
Riddell Speed Icon
Riddell Speed
Riddell Revolution Speed Classic
Schutt Air XP Pro Q11 LTD
Xenith Epic+
Xenith Epic
Cascos no recomendados:
Riddell SpeedFlex (R41195)
Schutt F7 2.0 (209000)
Schutt F7 UR1 2.0 2024 (209301.1)