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ITALIA.- El 1 de febrero de 2025, Santiago Giménez aterrizó en Italia para cumplir el sueño de su vida: jugar en uno de los clubes más grandes y tradicionales de Europa, el AC Milán. La llegada del delantero mexicano, que había sido una de las sensaciones de la Liga Eredivisie con el Feyenoord, despertó grandes expectativas entre los aficionados Rossoneri. Con un equipo que atravesaba un momento complicado debido a la falta de gol, la contratación del “Bebote” se veía como una solución al déficit ofensivo.
Bajo la dirección del entrenador portugués Sergio Conceição, el debut de Santiago no tardó en llegar, y ocurrió de manera memorable. En un enfrentamiento contra la Roma en San Siro, el mexicano entró al campo en los últimos minutos del partido. Sin embargo, con su inteligencia y visión de juego, Giménez asistió a Joao Félix para que este marcara el gol que selló la victoria 3-1 ante los giallorossi. Este momento de brillantez no solo consolidó a Santiago como una de las apuestas del club, sino que también lo catapultó como una de las sensaciones del fútbol italiano.
El primer gol histórico
La primera gran alegría para Santiago llegó en la jornada 24 de la Serie A, cuando el Milan visitó al Empoli. En ese encuentro, Rafael Leao abrió el marcador, pero fue Giménez quien, con una excelente jugada colectiva, anotó el segundo tanto. Recibió un pase preciso de Christian Pulisic y, con su pie zurdo, venció al portero rival, logrando su primer gol en la liga italiana. Un tanto que no solo significaba su consolidación, sino que también era histórico, pues fue el primer gol de un mexicano con el Milan, un club que ha sido cuna de grandes figuras del fútbol mundial.
El regreso a la Champions y la presión en su rendimiento
El regreso de Santiago a la Europa que lo vio brillar no se hizo esperar, y en el enfrentamiento contra su ex equipo, el Feyenoord, en los Playoffs de la Champions League, el mexicano no tardó en marcar. Apenas un minuto después del inicio del partido de vuelta, Giménez se reencontró con el gol, anotando al equipo que lo vio crecer futbolísticamente. Sin embargo, la alegría fue breve, ya que un gol de Julián Carranza terminó por eliminar al Milan de la competencia, dejando a Santiago con un sabor amargo.
El giro hacia la adversidad
Lo que parecía un inicio prometedor para Santiago Giménez en el Milan pronto se transformó en una racha de sequía. A pesar de que el delantero mexicano tuvo la oportunidad de arrancar como titular en varios partidos consecutivos, los goles no llegaron. En los últimos siete partidos, arrancó de inicio en cinco de ellos, pero nunca logró encontrar la red. Esta falta de productividad fue aún más evidente cuando, tras disputar la Concacaf Nations League con la Selección Mexicana, en la cual el equipo Tricolor se coronó campeón, Giménez volvió a Italia sin haber marcado ningún gol en el torneo, mientras que su compatriota Raúl Jiménez destacó con cuatro goles, dejando en evidencia la diferencia en el rendimiento goleador de ambos.
Un cambio de rol en el Milan
Al regresar de la fecha FIFA y con la ilusión renovada tras el título de la Nations League, Santiago parecía dispuesto a retomar su rol protagónico. Sin embargo, su situación había cambiado drásticamente. En el siguiente partido, contra el Napoli, el mexicano comenzó en el banco, una señal clara de que la confianza de su entrenador había menguado. Cuando por fin tuvo su oportunidad, saltó al campo como suplente, pero falló un penalti crucial que pudo haber descontado en el marcador. Para colmo, su competencia directa, Luka Jovic, anotó un gol, lo que dejó al mexicano aún más relegado en el equipo.
A este revés se sumó una noticia que sacudió los vestidores del Milan: según el portal italiano CalcioMercato, antes del crucial encuentro de semifinales de la Champions contra el Inter de Milán, Giménez y el técnico Sergio Conceição habrían tenido una discusión acalorada, lo que habría profundizado el distanciamiento entre ambos. Como resultado, el delantero mexicano fue nuevamente relegado a la banca.
El choque con De Gea y más dificultades
El último partido en el que Santiago Giménez tuvo minutos fue contra la Fiorentina, donde de nuevo comenzó en el banco. A pesar de que Abraham y Jovic marcaron, su oportunidad llegó en la segunda mitad. Sin embargo, el destino le jugó otra mala pasada. Tras solo 20 minutos en el campo, un choque con el portero David de Gea lo dejó fuera de combate, obligándolo a abandonar el terreno de juego debido a una lesión.
Con solo siete partidos restantes en la temporada, de los cuales seis son de liga y uno más es el clásico ante el Inter de Milán en Copa, el futuro de Giménez en Italia parece incierto. A pesar de contar con la oportunidad de redimirse en los últimos encuentros, la presión sobre él es alta. Deberá encontrar una forma de adaptarse mejor a la ciudad, a sus compañeros y, sobre todo, mejorar su rendimiento para la próxima temporada, donde las expectativas serán igualmente altas para un jugador de su calibre.
La temporada 2024-2025 será recordada como una montaña rusa de emociones para Santiago, quien, a pesar de haber vivido momentos gloriosos, ahora enfrenta uno de los mayores retos de su carrera: recuperar la confianza de su entrenador, el respaldo de los aficionados y, por supuesto, encontrar nuevamente su olfato goleador.
