
Rosa: una historia de fe, lucha y vida
Por: Cristina Flores Cepeda
Sabinas, Coahuila. – En un testimonio de valentía y esperanza, especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Coahuila lograron operar con éxito a Rosa «N», una joven madre de 30 años, a quien se le retiró un absceso cerebral mientras cursaba su tercer embarazo. Gracias a la coordinación de los Hospitales Generales de Zona (HGZ) No. 11 en Piedras Negras, No. 2 y No. 1 en Saltillo, Rosa no solo se recuperó, sino que también pudo dar a luz a su hija Victoria y regresar con su familia.
Todo comenzó el 25 de abril, cuando Rosa regresaba de dejar a su segunda hija en el kínder. De pronto, sintió un hormigueo en las manos, y poco después, la parte izquierda del rostro comenzó a temblar. Incapaz de hablar y con el cuerpo paralizado, alcanzó a pedir ayuda a unas personas antes de que su esposo, Cristian, la llevara de inmediato al área de urgencias del HGZ No. 11. Con apenas 23 semanas de embarazo, Rosa presentaba convulsiones parciales. Una tomografía reveló la presencia de una masa tumoral en su cerebro, diagnosticada como un absceso cerebral, lo que significaba una situación de riesgo tanto para ella como para su bebé.
Durante su hospitalización, Rosa recibió atención médica, muestras de afecto y solidaridad por parte del personal del IMSS. Las enfermeras del departamento de ginecología y obstetricia, encabezadas por la doctora Juanita Maltos Esquivel, le organizaron un “baby shower”, gesto que le dio fortaleza para continuar. Inicialmente, la paciente fue derivada a la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) No. 25 en Monterrey, donde se determinó que debía permanecer en vigilancia en el HGZ No. 11. Su estancia, estimada en 40 días, se prolongó por 20 días más debido a que su respuesta al tratamiento no fue la esperada. Posteriormente, fue trasladada al HGZ No. 2 en Saltillo, donde nuevos estudios revelaron que el absceso tenía el tamaño de una pelota de golf y estaba alojado en el lóbulo frontal derecho, afectando el control del movimiento, el lenguaje y la memoria.
Debido a la gravedad del absceso, se decidió intervenir quirúrgicamente a Rosa. Sin embargo, dada la etapa avanzada de su embarazo, se optó por realizar primero una cesárea para salvaguardar la vida de su bebé. El 18 de julio, en el HGZ No. 1 de Saltillo, nació Victoria bajo el cuidado del gineco-obstetra Jorge García Chavarría y la jefa del servicio de Obstetricia, doctora Ariadna Ristori. Dado el deterioro neurológico de Rosa, el equipo médico actuó rápidamente para evitar complicaciones, como un parto prematuro o la mortalidad intrauterina. La cesárea se realizó con éxito, marcando el inicio de una nueva etapa en la lucha de Rosa.
Al día siguiente, el neurocirujano José Roberto Valdés Carrizales encabezó la extracción del absceso cerebral en el HGZ No. 2 de Saltillo. Si bien la cirugía logró disminuir la inflamación, la acumulación de líquido persistía, lo que requirió una segunda intervención cuatro días después. Posteriormente, fue trasladada nuevamente a Piedras Negras, donde una tercera cirugía permitió finalmente su recuperación. El doctor Mauro Antonio García Rodríguez, subdirector del HGZ No. 11, destacó que este fue el primer caso atendido bajo estas condiciones en el hospital y subrayó la importancia de la coordinación entre médicos y hospitales para garantizar el bienestar de la madre y su hija.
Hoy, Rosa sigue en seguimiento médico y rehabilitación, pero su progreso ha sido notable. De necesitar una silla de ruedas, ha pasado a caminar por sí misma y retomar sus actividades diarias, incluyendo cargar a su pequeña Victoria. Su esposo, Cristian, agradeció profundamente al IMSS por la atención recibida: «Gracias a ellos, aquí está mi esposa y aquí está mi bebé, sanas y salvas». Por su parte, Rosa expresó su gratitud y fortaleza: «Por mis hijos, yo seguí adelante. Lo que sea, pero siempre con fe en Dios y sin perderla nunca».
El neurocirujano Giovanni Antonio Valadez Altamira aseguró que Rosa tiene un buen pronóstico de vida y que ha superado la etapa más crítica de su tratamiento. Ahora, con el apoyo de su familia y el seguimiento médico, su futuro luce prometedor. La historia de Rosa es un testimonio de lucha, amor y el compromiso del personal médico del IMSS, quienes con su dedicación hicieron posible este milagro de vida.
