POR: JUAN DE DIOS JASSO
Apenas me levanté y leí en redes sociales que Cabeza de Vaca revelaba que uno de sus hijos había sido interceptado por sujetos armados. Apuntaba que gracias a la oportuna intervención de sus escoltas y de Dios, todo había salido bien. Todo el orbe sabe que Tamaulipas es tierra de Satanás, ahí cohabitan los entes más infernales qué jamás hayan existido en el planeta, criminalmente hablando. Ni la santísima (que de santa no tenía nada) inquisición tenía la sangre tan fría como para cometer los asesinatos más crueles. El político acusaba al actual gobernador del suceso y amenazaba con condenarlo si algo le pasaba en el futuro. “Gracias a Dios” fue la frase que el hombre expuso casi como un lamento de gratitud… ¿Cabeza de Vaca hablándonos de Dios, cuando mucho se hablaba que pertenecía al regimiento motorizado del averno? Su polluelo estuvo a salvo gracias a la intervención oportunísima de sus guaruras, y a la de Dios. La verdad creo que Dios ni enterado estaba. Sin querer escucharme grosero, seguro Dios se encontraba en los collados eternos en asuntos vitales y siderales como para estar atento a que uno de los mocosos de un percudido político pudiera estar a salvo. Dios no intervino, señor Chompa de vacuno, Dios no lo hizo. Y es que acá, en la ciudad, donde existe el mundo electorero quien es quién pone a estos perversos en el poder, no se corre con tanta suerte. Acá, en el mundo oscuro y devastador en el que las leyes son solo teoría, las cosas son tan distintas. Acá no hay guaruras, escoltas ni agentes estilo Matrix que pongan a salvo al pueblo. Acá las cosas son tan crueles que Dios mismo se ha escabullido para que no lo metan los necios humanos en sus broncas. Y es que, si un día el mismísimo Zeus, Huitzilopochtli, Tezcatlipoca y otros grandes dioses se escabulleron en la eternidad para no seguir escuchando y viendo las necedades de los hombres, cuantimás Jehová el grande. En el mundo del poder siempre habrá modo de rescatar a los cautivos, y si de plano no se puede, sucede lo que le pasó a uno de los chamacos de Humberto Moreira, esto es, eliminarlo del plano terrenal y listo.
Los mortales y bastante pobres no tenemos guaruras, por eso se le piensa antes de meterse a laborar en terrenos minados o peligrosos. Acá nadie llega oportunamente, ni guaruras ni Dios. Acá se te toma cautivo y al siguiente día aparecerás en la portada de los diarios de nota roja de mayor circulación tanto en línea como en papel periódico. Te encontrarán, básico, en un camino vecinal o enterrado clandestinamente.
Cientos y miles de desaparecidos en México desde tiempos inmemorables. Madres buscadoras que por tercas han sido eliminadas, lo mismo hermanos u otros líderes de búsqueda. Que ni Zeus, Jehová o Huitzilopochtli hayan podido contra el aberrante comportamiento del ser humano, nos pone en un aprieto lo bastante lamentable.
El denominado Frente amplio por México, conformado por roedores de la política, creyeron era una excelentísima idea poner a García Cabeza de Vaca como líder de seguridad porque según ellos era experto en la materia. Lo más curioso de todo es que este mismo hombre era buscado por mar y tierra para que rindiera cuentas por lavado de dinero y otras cosillas.
En México no vivimos gracias a Dios, vivimos de milagro, y no de los que se narran en la Biblia. Vivimos casi como Job, pero con la enorme diferencia que en nuestras vidas nada se nos multiplica. Los únicos guaruras que tenemos muchos de nosotros, son los cobradores que nos espían a sol y a sombra. Y es que en México si quieres tener algo hay que endeudarse. Y no faltará el metiche qué diga, pues búsquese un buen trabajo, bueno, lo dice el que ya lo tiene y siempre ha vivido en la opulencia. El hijo de García Cabeza de Vaca vivió para contarlo, no así aquel escolta del ex gobernador que murió acribillado… ¿qué le pasa a este hombre cuya sombra de la criminalidad lo persigue, y que exige justicia cuando él dejó a cientos sin ella?
Cabeza de Vaca sigue teniendo su cabeza sobre los hombros, pero muchos de los que creyeron en él como gobernador, no. Los desmembraron y regaron su sangre por territorio tamaulipeco… así que, Don Rastrero, no embarre a Dios en el hecho de que su hijo tenga vida, porque tal vez sea idea suya, una puesta en escena para llamar la atención, con eso de que es experto en seguridad (aquí todos se ríen) pues nadie le tocaría un pelito a su cachorro. Así que Don Pelafustán, no se haga el religioso dándole méritos al de arriba porque, caray, ese ni siquiera se dio por enterado de lo que le pasó a su hijo, futuro depredador de nuestra patria, “adieu”.