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SIN PRETEXTOS

 

Con una Guardia Nacional de car?cter civil y que se ajuste a las observaciones de la pluralidad pol?tica, de los organismos internacionales y de las organizaciones de la sociedad civil, el gobierno federal tendr? el entramado legal, administrativo y operativo para cumplir, como prometi? a los mexicanos, su compromiso de resolver la violencia y la inseguridad p?blica. En el resto del sexenio, no habr? pretexto para que no se den los resultados que la ciudadan?a espera.

 

La aprobaci?n un?nime en el Senado de la Rep?blica de la reforma constitucional que crea la Guardia Nacional representa un triunfo de la pol?tica, el di?logo y el inter?s nacional por encima de la cerraz?n y la imposici?n. A pesar de algunos claroscuros, es de reconocer la visi?n de Estado y la integridad de las bancadas del PRI, PAN, PRD y MC, por su trabajo parlamentario.

 

Este acuerdo in?dito se logr? pese a la voluntad del Ejecutivo federal, quien no tuvo m?s que aceptar el resultado de las negociaciones iniciadas en la C?mara de Diputados. Esta semana veremos c?mo los diputados dictaminan la minuta devuelta por el Senado.

 

Hay dos temas que seguramente incomodar?n al Presidente: la eliminaci?n del art?culo transitorio de la iniciativa original que establec?a la permanencia de las Fuerzas Armadas en la nueva corporaci?n; y la supresi?n de una especie de Estado Mayor Conjunto, entre el Ej?rcito, la Marina y la Secretar?a de Seguridad P?blica, de lo cual, al parecer, a?n no cobra conciencia el Jefe del Ejecutivo.

 

La reforma votada de forma un?nime deja en claro que, tanto los mandos como los elementos que sean transferidos a la nueva instituci?n por un plazo m?ximo de cinco a?os, tendr?n car?cter civil y estar?n sujetos al fuero civil; y se elimin? tambi?n la instancia de un Estado Mayor mixto, militar y civil.

 

Tampoco olvidamos que antes de la negociaci?n y redacci?n final del dictamen, el Presidente de la Rep?blica amenaz? a los senadores con divulgar los nombres de quienes se atrevieran a votar contra su proyecto original.

 

Es plausible que hayan dejado a salvo las polic?as preventivas estatales y municipales y previsto la elaboraci?n de un diagn?stico de parte de los gobernadores, como base para un compromiso de fortalecerlas y a fin de que, en la pr?ctica, no sean anuladas por el nuevo cuerpo de seguridad.

 

A causa de las ambig?edades en la postura del Presidente y de su Secretario de Seguridad, ser? fundamental que las bancadas de la oposici?n, las organizaciones de la sociedad civil (ahora tan despreciadas por el Ejecutivo federal), los organismos nacionales e internacionales de derechos humanos, los expertos y medios de comunicaci?n est?n atentos al desarrollo de las leyes reglamentarias. Se trata de no desvirtuar el sentido original dictado por el Constituyente Permanente y de que, ya sin pretextos, el gobierno resuelva la crisis de seguridad p?blica.

 

Asimismo, se requerir? un seguimiento puntual del presupuesto de la Guardia, pues los recursos quedaron sectorizados en el ramo de la defensa nacional y se requerir? evitar que se cumpla con la m?xima de que quien paga manda.

 

Por lo pronto, cabe esperar que la C?mara de Diputados ratifique las modificaciones realizadas por la colegisladora y apruebe la minuta en sus t?rminos, sin moverle una coma.

 

Este ejercicio legislativo nos da dos lecciones: el gobierno federal debe entender que los asuntos nacionales se resuelven mejor en la pluralidad democr?tica, con la sociedad civil y en un marco de respeto a la divisi?n de poderes y el federalismo; y en la medida en que las oposiciones se mantengan coordinadas, podr?n tutelar de manera m?s eficiente los intereses, derechos y libertades de los mexicanos.

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