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Me obedecen o desaparecen es, en esencia, el mensaje que el presidente López Obrador envía a los ministros de la injustamente vilipendiada Suprema Corte de Justicia de la Nación, luego de que le bajaron la primera parte de su plan B electoral.

En la mañanera de ayer resucitó la propuesta de reformar la Constitución para que los ministros sean electos por voto popular, sumada a su declaración de que “la Corte está podrida”.

Me queda claro que su desproporcionada reacción es reflejo de lo mucho que irrita en Palacio Nacional que los ministros, en ejercicio de sus funciones, hayan declarado inconstitucional la primera parte del plan B.

Por lo pronto, hay que destacar que no es viable una reforma constitucional de ese calado. Se requiere una mayoría calificada (dos tercios de los votos) para modificar la Carta Magna.

Morena y rémoras no la tienen en ninguna de las dos cámaras. Imposible presentarla en la actual Legislatura.

Tendría que enviarla el 1º de septiembre de 2024, cuando se instale la nueva legislatura y ya con presidente electo. López Obrador ya anunció que en esa fecha volverá a enviar al Congreso la iniciativa para que la Guardia Nacional quede bajo control de la Sedena.

Imaginación pura. Ni en las elecciones de 2018, en las que arrasó, Morena y aliados lograron una mayoría calificada en el Senado. En 2021, la perdieron en la Cámara de Diputados.
Hoy, con el desgaste de haber gobernado casi cuatro años y medio con un discurso polarizador, no se ve cómo vayan a lograr una mayoría calificada en ambas cámaras.

Las cosas no van a cambiar en esta Legislatura ni con la cartita de los 22 arrastrados gobernadores que apoyan la idea de que los ministros se elijan por voto. ¿Alguien quiere apostar?

“Es puro discurso”, coincide el senador panista Damián Zepeda, al referirse a la elección en urna de los ministros.

Y agrega: “De fondo sería una pésima idea. El Poder Judicial debe estar integrado por perfiles técnicos, profesionales, no necesariamente populares. Lo que necesitamos son juristas que se dediquen exclusivamente a interpretar la Constitución y las leyes. A hacer respetar nuestro marco jurídico. No a ganar elecciones”.

* Las groseras declaraciones de López Obrador en las que califica de “podrida” a la Corte; la amenaza de juicio político contra los ministros proferida en el Senado, así como las burlas al premio que recibirá la ministra presidenta, Norma Piña, lo único que reflejan es frustración y desesperación por no poder doblar al Poder Judicial.

El premio a Norma Piña lo entregará la Asociación Internacional de Mujeres Juezas (IAWJ, por sus siglas en inglés), que es una organización no gubernamental creada en 1991, con cerca de 5 mil juzgadoras de 82 países y regiones del mundo. Pero el líder máximo de la 4T dice que ese premio se puede comprar en la Plaza Santo Domingo, donde se venden falsos títulos, diplomas, condecoraciones…

El Presidente necesita que le pongan vitacilina.

* La Corte está de moda. El diputado morenista Sergio Gutiérrez Luna, enseñó el cobre. Nos enteramos que fue él quien propuso que en la agenda política de la sesión de la Comisión Permanente, celebrada el martes, se incluyera el punto como “el golpismo de la Corte”.

Nos cuentan que el diputado Reginaldo Sandoval, coordinador de la bancada del PT en San Lázaro, respaldó la propuesta y así quedó inscrito el punto en la agenda.

Luego vino el debate que dejó muy mal parados a los legisladores borregos de Morena y rémoras que los acompañan, donde quedó claro que, si pudieran, eliminarían al Poder Judicial.

* El Presidente abre frentes por todos lados. En la mañanera de ayer la emprendió contra la Organización de Estados Americanos (OEA) y su secretario general, Luis Almagro.

Le molestó que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, órgano autónomo de la OEA, haya pedido suspender la sección semanal de las mañaneras conocida como Quién es quién en las mentiras, porque contraviene los estándares americanos sobre libertad de expresión.

Respuesta de López Obrador en la mañanera de ayer:

“Miren qué injerencismo de esta organización palera que está al servicio de los grupos de intereses creados. Yo les recomiendo que desaparezcan la OEA, que no sirve para nada”.

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