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Ni para disimular. El Senado no quiso darse el tiempo para leer a fondo los textos definitivos de los nuevos protocolos del T-MEC, ni para asesorarse con expertos, ni para o?r a quienes tendr?n que implementar o adaptarse a las nuevas disposiciones: empresarios nacionales y empresas extranjeras establecidas en M?xico, autoridades laborales y sindicatos, expertos de la Secretar?a de Econom?a. Menciono los cinco principales pretextos y sus respuestas: 1. Era el ?ltimo d?a de sesiones. El Senado puede convocar a periodo extraordinario cuando lo requiera. 2. El documento ya hab?a sido enviado por el presidente de EU al Congreso. S?, pero el l?der del Senado ya hab?a anunciado que no se aprobar?a sino hasta el fin del juicio pol?tico al presidente Trump. 3 Hab?a que ratificarlo para dar m?s confianza. No es seguro que el nuevo T-MEC y sus protocolos aumenten significativamente la confianza de los inversionistas, pero, en todo caso, un Senado bien informado y actuante da m?s confianza que uno que se conforme con ser el matasellos de lo que el Ejecutivo le env?e. 4. Somos tan d?biles frente a EU que no nos quedaba m?s que aceptar sus condiciones. Cuando negociamos el NAFTA ?ramos m?s d?biles econ?micamente y negociamos mejor quiz? porque lo hicimos? consultando, siguiendo procesos y protocolos, elaborando minutas, a partir de decisiones consultadas y puestas a prueba de modelos y elaboraci?n de escenarios y, como lo manda la Ley Org?nica de la Administraci?n P?blica, conducidos por la Secretar?a de Econom?a, siguiendo protocolos, con asesor?a de t?cnicos y expertos y no concentrando todo en una persona.

 

Y, por ?ltimo, ?hab?a que firmarlo a ciegas porque de todas maneras ya no se puede cambiar nada? ?Seguro? Y a?n si no se pudiera modificar, conocer a fondo lo acordado permite preparar las leyes secundarias y acompa?ar el proceso de implementaci?n cuidando los intereses de los que el Senado es responsable. El Senado mexicano anuncia una an?mica Comisi?n de Seguimiento, mientras que el Congreso norteamericano incluye en las leyes secundarias un denso entramado de nuevas instituciones, comisiones, comit?s, etc?tera.

 

En palabras de los congresistas dem?cratas, estos lograron un lenguaje en el que se elimina la presunci?n de inocencia en los casos de diferendos laborales y ambientales. Seg?n el presidente del Comit? de Medios y Arbitrios de la C?mara de Representantes, el dem?crata Ricard Neal, ?se acept? la tesis de que una violaci?n laboral y/o ambiental afecta el comercio y la inversi?n y, por tanto, requiere que el otro gobierno pruebe que no hubo tal violaci?n?. En cuanto al cumplimiento de la Reforma Laboral, los dem?cratas lograron ?establecer indicadores clave que permitir?n tomar acciones que obliguen al proceso de cumplimiento de la Reforma Laboral. De no cumplir con estos indicadores se emprender?n acciones para obligar al cumplimiento?.

 

Los cinco agregados laborales en la embajada norteamericana (tambi?n habr? agregados ambientales) se han llevado la atenci?n medi?tica, pero ?stos son lo de menos. Est? m?s que demostrado que, con pocas excepciones, un sindicalismo d?bil o pr?cticamente inexistente lleva a salarios magros y condiciones laborales indignas y esto afecta la productividad y favorece la inseguridad. Lo que preocupa es que tanto en lo laboral como especialmente en reglas de origen que afectan al sector automotriz, los nuevos protocolos se prestan a un manejo pol?tico que depende del humor en la Casa Blanca. Y el humor puede ser muy cambiante: si el T-MEC contribuye a la reelecci?n del presidente Trump, ?ste ya no tendr? los frenos que le impone la necesidad de reelegirse. Ahora tendr? el imperativo de prolongar el mandato del Partido Republicano trumpiano con sus premisas de antimigrantes y de nacionalismo econ?mico. Podremos tener las pesadillas del at?n o de la certificaci?n antidrogas ampliadas a otros sectores: acero, automotriz, farmac?utica, agricultura, etc?tera.

 

El T-MEC que se ratific? lleva, sobre todo, el sello de los intereses del gobierno norteamericano, incentivando el establecimiento de manufactura en los Estados Unidos y no en M?xico, como se ve claramente con el cambio de reglas de origen para los autos. El contenido regional m?nimo para la industria automotriz sube de 62.5% del valor de un auto a 70%. Adem?s, 40% en autos y 45% en pickups debe estar producido en plantas en las que se pague un salario m?nimo de 16 d?lares la hora. Y en siete a?os, 70% del acero y el aluminio en un carro deber? ser producido ?desde la fundici?n? en Norteam?rica. Algo muy dif?cil de implementar para las empresas mexicanas. De hecho, es posible que perdamos plantas, pero debemos recordar que, adem?s del NAFTA/T-MEC, somos socios de la Uni?n Europea y tenemos un importante TLC con Jap?n, ambos socios fundamentales en la industria automotriz. Es imperativo buscar proyectos que favorezcan esquemas en los que M?xico pueda ser una plataforma de exportaci?n no s?lo para EU y Canad?. Si el Senado despierta de su letargo, algo se puede hacer.

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