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Consciente del cada vez más evidente fracaso de su gestión y del inminente rechazo de cuanta iniciativa de reforma constitucional se promueva en tiempos de moratoria en San Lázaro, Andrés Manuel López Obrador y sus cercanos parecen decididos a apostar “su (cada vez más escaso) resto” en favor de la cuestionada e ilegal militarización del país, vía ahora la emisión de un cuestionable decreto presidencial.

Su anunciada decisión de consumar la incorporación de la ineficaz Guardia Nacional a la defensa evidencia sí, el desprecio del tabasqueño por la legalidad y las disposiciones constitucionales en particular, su cada vez más evidente temor ante lo que pudiera ocurrir al cierre de su infructuoso sexenio y, más aún, su aparente apuesta por el “cobijo” que unas Fuerzas Armadas empoderadas en exceso pudieran ofrecerle.

Ello al menos es lo que refiere alguna de las muchas versiones que, sobre el punto, circulan al más alto nivel gubernamental y otros sectores clave,  junto con otras muchas que, además de destacar el explícito desprecio del marco legal aplicable al aún novel cuerpo “civil” —artículo 21 de la Constitución en concreto— por parte del tabasqueño, destacan también su incongruencia entre lo que por años argumentó respecto de la excesiva intromisión del Ejército en la vida pública—“que no se utilice al Ejército para suplir la incapacidades de los gobiernos civiles”— y su utilización en el cumplimiento de tareas propias de las policías a los tres niveles de gobierno.

Al fin; al margen de la suerte que pudieran correr el último “decretazo” del pejismo y las impugnaciones anunciadas desde un primer momento por la oposición, lo cierto es que acciones como la que nos ocupa no hacen sino elevar la preocupación que ya de suyo existe sobre el futuro de México en los dos próximos años y, más, tras la definición de su relevo en el marco del oficialismo o de quienes, de tiempo atrás, trabajan en un cambio que restituya parte de lo que se ha perdido durante el actual gobierno…

* Obligado en razón de su aspiración a presidir el Senado, a ganarse la confianza de todos y evidenciar que “no tiene cola que le pisen” bien haría el petista-moreno José Narro Céspedes en transparentar su actuar y ya no preferir a una supuesta “campaña sucia”, por los múltiples y graves señalamientos que se le hacen: uso excesivo de recursos, marinos “escolta” y más…

* No acaba de aterrizar en territorio mexiquense, donde por segunda ocasión buscará alcanzar la gubernatura, y la impresentable Delfina Gómez recibió ya toda suerte de imputaciones por su innegable tendencia a “meter mano” en el bolsillo de otros, como lo hacía durante su gestión en la alcaldía de Texcoco. ¡Y lo que falta!, advierten quienes la conocen…

* Apenas atinado el resultado del último sondeo que de gobernadores del país realizó la organización México Elige. Más, vale destacar, en lo que los peor calificados a nivel nacional se refiere: el inútil zacatecano David Monreal, la cuestionada Indira Vizcaíno, de Colima y, claro, el cínico morelense Cuauhtémoc Blanco. El aval a la medición es total…

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