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Porfirio Muñoz Ledo vive hoy una adolescencia tardía y una obsolescencia implacable, según sus propias palabras. A sus 88 años encabezó ayer el lanzamiento de una fundación que lleva su nombre, a la que le agrega un apellido y un propósito: Nueva República.

El lanzamiento lo apadrinaron Cuauhtémoc Cárdenas, pionero en la lucha por la transición democrática; José Woldenberg, el respetado exconsejero presidente del IFE (hoy INE) y la incansable activista Clara Jusidman.

Muñoz Ledo fue el último de los oradores. Un valiente discurso en el que narró el “secuestro de mala manera” de la transición democrática, iniciada hace 36 años con la separación de la llamada Corriente Democrática del entonces partido dominante.

“En su lugar —dijo— se ha instalado un absolutismo estéril: la concentración de todos los Poderes en una sola persona. El peor de los mundos posibles. Un Estado fallido, un gobierno rebasado y una sociedad excluida… La clave distintiva de este proceso ha sido, en mi criterio, una enorme patología, el contubernio del poder público con el crimen organizado, cuando menos desde el inicio de esta administración. Existen sospechas fundadas, claras evidencias, de estas relaciones que debieran ser esclarecidas por una comisión independiente de la verdad, antes de las próximas elecciones.

Según el experimentado político, cada día que pasa se extiende la falta de jurisdicción efectiva de los poderes públicos sobre el territorio nacional.

“Como si el narcotráfico le exigiera derecho de piso a las autoridades y por consecuencia a la sociedad”, puntualizó.

El salón estaba abarrotado. Nadie destacado de Morena ni cercano a López Obrador. Vimos a Dante Delgado, hombre fuerte de Movimiento Ciudadano y a la diputada Amalia García, expresidenta del PRD. Por allí andaba también el exgobernador de Michoacán. Silvano Aureoles; el diputado federal Augusto Gómez Villanueva, la senadora de MC, Patricia Mercado, Alberto Aguilar Iñárritu, vicepresidente de la Internacional socialista, y muchos más.

* Woldenberg, segundo orador, fue también crítico con López Obrador y su 4T: “Cuando se pretende que un país masivo, complejo, profundamente desigual, se exprese con una sola voz, es necesario volver a lo básico. Y eso básico significa reconocer y fortalecer los cauces para que el México diverso pueda expresarse en un marco democrático”.

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