Home OPINIÓN NO CUADRO EL ASUNTO

NO CUADRO EL ASUNTO

0
0

 

 

Nosotros siempre hemos dicho que hay más decesos de los que se reportan diariamente por el gobierno de México. ¿Por qué? Porque hasta ahora se reportan sólo aquellas personas que tuvieron su prueba de covid-19 que salió positiva y que lamentablemente fallecieron, pero hay más personas, hay más defunciones…”, dijo ayer, muy valiente, como pocos funcionarios lo hacen, Claudia Sheinbaum. Contracorriente a lo que todos los días nos afirman en Palacio Nacional, la jefa de Gobierno de la CDMX acepta que las cifras que conocemos sobre el desarrollo de la pandemia, al menos en el territorio de su jurisdicción, no son ni deben ser tomadas como las reales.

 

Ya previamente Hugo López-Gatell había reconocido que lo que informa todas las noches es cálculo basado en el modelo centinela. Aunque también, casi con la misma frecuencia de sus encuentros con la prensa, ha evitado precisar cuál es el factor por el que habremos de multiplicar la previsión. En la víspera del regreso a lo que denominan “nueva normalidad”, aún no conocemos cuál es el número, aun así, nos aseguran que la curva se aplana, que la incidencia de contagios decrece.

 

Esto ha sido centro de discusiones fuera de nuestras fronteras. La prensa internacional ha dedicado páginas al análisis de lo que las autoridades informan y lo contrastan con lo que en las calles se percibe, sobre todo, con lo que se asegura en otros niveles de gobierno. The New York Times, The Wall Street Journal y El País lo hicieron hace unos días. Este último calculó que las cifras de la pandemia son 17 veces más altas de lo que nos informan. No ocho o diez, 17 veces más alta. Y se suman las 0.4 pruebas que se realizan por cada mil habitantes, la tasa más baja de la OCDE.

 

En la bruma que rodea al modelo centinela aparece otro dato señalado por Jorge Andrés Castañeda y Sebastián Garrido en Nexos, y ayuda a entender el porqué de las dudas sobre el estatus oficial del coronavirus en México. La cifra de muertes que revelan cada noche no implica que son las acontecidas en las últimas 24 horas, son en realidad el resultado de una burocracia poco funcional.

 

“Las cifras de muertes por covid-19 tienen un rezago de, cuando menos, 15 días. Esto tiene una explicación lógica, misma que en parte radica en lo que ha mencionado el doctor Hugo López-Gatell varias veces. Los registros de defunción deben ser validados por dos sistemas de información, el Sistema de Vigilancia Epidemiológica de Enfermedad Respiratoria Viral (Sisver) y la Red de Defunciones Sujetas a Vigilancia Epidemiológica (Redeve), que a su vez obtienen información de las unidades médicas y las jurisdicciones sanitarias (…) Los procesos de dictaminación y confirmación toman días y dependen de la información que llegue de los centros de salud y de las entidades federativas. Conforme estos sistemas están bajo mayor estrés por el aumento de cargas de trabajo derivado del mayor número de casos, más tardado será el proceso…”, sentencian tras el análisis riguroso de las cifras de entre el 13 de abril y el 10 de mayo.

 

La conclusión es que no hay certeza en los números. Sheinbaum lo reconoce así, por la importancia que da al conocimiento científico, no podía ser distinto porque formó parte del equipo que ganó un premio Nobel y ha quedado de manifiesto en la toma de decisiones frente a la pandemia. Entonces, ¿por qué el gobierno federal afirma con tanta seguridad que se ha domado la emergencia sanitaria? ¿Por qué López-Gatell insiste y asegura que la curva epidémica se aplana? ¿Por qué evade responder preguntas respecto al modelo que en un inicio defendió y sobre el que prefiere dar la vuelta al ser cuestionado? La discrepancia entre los números que revelan en Palacio Nacional y los de los gobiernos locales, como documentó Al Jazeera, tendrían que ser causa de cautela. Son vidas las que están en juego, son vidas perdidas las que no se cuentan.

DEJE SU COMENTARIO

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *