
Factor
CIUDAD DE MÉXICO.- Hace apenas unos años sorprendía saber que el narcotráfico usaba drones para mover pequeñas cargas ilícitas. Pero en 2025 el escenario ha dado un giro inquietante. Hoy los drones son armas de guerra: cargan explosivos improvisados y siembran el terror desde el cielo. Sus víctimas ya no son solo los rivales o las autoridades, sino también la población civil. ¿Qué se sabe de esta nueva herramienta del crimen organizado en México?
En la región de Tierra Caliente, en Michoacán, unas 500 personas huyeron en marzo de sus comunidades por los enfrentamientos entre el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Los Caballeros Templarios. Pero lo que antes eran balaceras y casas perforadas por ráfagas, hoy incluye un nuevo y complejo componente artefactos explosivos lanzados desde el cielo. «Los drones nos tiran bombas así… ¡pum!», contaba en abril al medio “Animal Político” uno de los niños que tuvo que evacuar su casa.
Junto con países en estado de guerra como Ucrania o Siria, México también hace parte de la lista de territorios con ataques de explosivos lanzados con drones. Y la cantidad de agresiones y muertes provocadas por los mismos van en franco crecimiento. La Secretaría de la Defensa Nacional mexicana (Defensa) ha reconocido la muerte de 16 soldados en 2022 y la de 42 en los primeros siete meses y medio de 2023. Por su parte, entre 2012 y 2014, Estados Unidos detectó 150 drones cruzando la frontera con México cargados con drogas. Mientras que desde 2022 a la fecha, la Patrulla Fronteriza del país norteamericano sostiene tener registro de unos 155 mil drones utilizados por el crimen organizado en la frontera.
La expansión del uso de estas aeronaves no tripuladas por parte del crimen organizado se explica, en gran parte, por su facilidad de acceso. En México, basta con unos cuantos clics para comprar un dron en Amazon, sin que exista regulación alguna que limite su venta o adquisición. Además, su costo resulta irrisorio para organizaciones que gastan miles de millones de dólares en armamento.
Gracias a ejemplares decomisados en operativos de Defensa, se sabe que algunos grupos utilizan modelos básicos, de aproximadamente 700 dólares. Pero carteles con mayor capacidad financiera, como el CJNG, han sido vinculados al uso de drones agrícolas de alta gama, diseñados originalmente para fumigación. «Son tan grandes que ocupan la batea de una camioneta, no les puedes transportar en una mochila», nos cuenta en una entrevista un integrante del Observatorio Regional de Seguridad Humana de Apatzingán. Este organismo acompañó a los desplazados por la violencia criminal de la región de Tierra Caliente en el estado de Michoacán, en esa región, los drones ya forman parte del lenguaje cotidiano.
Aquí se habla de «dronazos»; un invento necesario para adaptarse a esta nueva forma de violencia explica el trabajador de Apatzingán. «Los llaman ‘mosquitos’ por el ruido que hacen. Los escuchas, pero no los ves porque vuelan altísimo».