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México, un año y el Covid – 19

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Por Francisco Tobías

 

Todo parecía tan lejano, como si lo que sucedía nun­ca fuera llegar a México, la situación parecía ser una pe­lícula con el libreto esbozado por el mismísimo George Wells, sólo veíamos, escuchábamos o leíamos las noticias una tras otra en las cuales se mencionaba que a miles de kilómetros la gente estaba mu­riendo sin saber a ciencia cierta el motivo o la razón. Que la gente moría por un virus creado en al­gún laboratorio o que había sido por medio de un murciélago el primer contagio humano, inclu­so se hablaba que había sido un experimento militar. No sabía­mos nada, de hecho hoy sabemos poco muy poco, pero pensábamos que eso, que esa enfermedad, que el coronavirus no llegaría hasta aquí.

El 27 de febrero del 2020, hace un año nos enteramos del primer caso en México, registrado, de un hombre internado en el Instituto Nacional de Enfermedades Respi­ratorias, a partir de ese momento poco a poco nos dimos cuenta que todos estamos en peligro de con­tagiarnos del Covid-19, incluso se han manejado que el 25 por cien­to de los mexicanos hemos estado expuesto al virus SARS-CoV-2

La realidad es muy lamentable, no hay palabras para describir la pérdida irreparable, el dolor que ha ocasionado la muerte de poco más de 2.5 millones de personas en el mundo o las casi 190 mil en nuestro país, definitivamente la pérdida más grande causada por la pandemia del Covid-19 han sido estas personas. Sin embargo, existen algunos datos económicos que debemos de analizar.

Definitivamente el daño econó­mico más sonado, más menciona­do e incluso el más dañino fue la caída del PIB mexicano que retro­cedió 8 puntos porcentuales en el 2020 pero no sólo eso, hay otros datos que vale la pena revisar.

Por ejemplo la deuda pública al­canzó un porcentaje del PIB nun­ca antes alcanzado, hoy la deuda es equivalente al 52.4 por ciento del PIB, es decir que al medir todo lo que producimos en México, con poco más de la mitad pagaríamos la deuda y cuyo pago de servicios equivale a más del 10 por ciento del presupuesto federal. Es impor­tante señalar que toda deuda pú­blica en el corto o mediano plazo se transforma en la creación de impuestos o el incremento de los actuales para que así el gobierno pueda hacer frente a este tipo de compromisos financieros.

En un sistema económico como el que tenemos en México la fuen­te más importante para la gene­ración de economía, para lograr crecimiento y desarrollo es la creación de empleos, desafortu­nadamente la pandemia del Co­vid-19 provocó que 647,710 mexi­canos, durante el 2020, según el INEGI perdieran su empleo.

Aunado a la pérdida de empleos debemos de sumarle (de manera negativa) el desinterés de inver­tir en nuestro país por el empre­sariado nacional y extranjero, en alguna medida por la misma pandemia pero también por la arbitrariedad en la cual se desen­vuelve el ejecutivo federal, gene­rando incertidumbre a la inicia­tiva privada.

Según datos de BBVA, quien realiza investigaciones económi­cas para poder tomar decisiones, desde mayo del año pasado había señalado, desafortunadamente que entre 12 y 16.4 millones de mexicano pasarán a formar parte de la población en condiciones de pobreza extrema.

Es cierto que seguimos dentro de una depresión económica en donde se presenta reducción de la inversión, baja inflación gra­cias a la reducción del consumo que también produce desempleo, generando un decrecimiento en el PIB. Sin embargo, existen una serie de propuestas o políticas pú­blicas “no neoliberales”, es decir keynesianas que bien el Gobier­no Federal puede aplicar, como lo son la reducción de impuestos, la reducción de las tasas de interés que ya se han ido reduciendo por medio de acuerdos del Banco de México y por supuesto aumentar la demanda agregada, la cual es la suma de todo lo que demanda­mos los individuos, las empresas, las ONG y el gobierno. Logrando este último punto por medio de un incremento en su gasto, pero este debe de ser en obras produc­tivas, para poder generar empleos y que las personas recién contra­tadas vuelvan a consumir bienes y servicios para lograr aumentar la inversión y por supuesto creci­miento en el PIB.

Todavía falta recorrido en el camino de la crisis económica provocada por la pandemia, pero también es cierto que existen ac­ciones gubernamentales que se pueden ejecutar para salir más rápido de la misma crisis y así buscar la felicidad.

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