Más de mil UMAs en Coahuila captan actividad cinegética
Por: Cristina Flores Cepeda
Sabinas, Coahuila. – En Coahuila, más de 1,000 Unidades de Manejo Ambiental (UMAs) están registradas, de las cuales más de 150 corresponden a la Región Carbonífera, convirtiendo al estado en un referente para el turismo cinegético en México. Según el ingeniero José Antonio Dávila Paulín, delegado de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), esta actividad fomenta el turismo y también puede ser una herramienta para la conservación de ciertas especies, siempre y cuando se realice dentro de los parámetros legales establecidos.
Dávila Paulín explicó que la cacería, cuando está bien regulada, no está en conflicto con la conservación. Por el contrario, se enfoca en especies específicas y en temporadas determinadas para evitar impactos negativos en las poblaciones. Por ejemplo, en el caso del venado cola blanca, solo se permite cazar machos adultos, protegiendo a las hembras y las crías. Este control permite tener un registro claro de cuántos ejemplares son extraídos por temporada y cómo se encuentran las poblaciones, un enfoque basado en datos que garantiza la sostenibilidad. Sin embargo, destacó que uno de los principales retos es el combate a la cacería ilegal o furtivismo, una práctica que afecta gravemente a las especies porque no sigue ningún control y no hay manera de estimar el impacto de las extracciones fuera de norma.
Para los cazadores legales, existe un sistema de marcaje eficiente implementado por la Dirección de Vida Silvestre del estado. Este sistema proporciona un cintillo con información detallada, como el municipio donde se realizará la cacería, el nombre del rancho, la especie permitida y la temporada. Este procedimiento asegura la trazabilidad de cada pieza cazada y facilita la detección de actividades fuera de norma. Dávila Paulín enfatizó que el uso del cintillo es obligatorio, y su omisión es un claro indicativo de cacería ilegal. Asimismo, cazar fuera de los rangos o en un rancho no autorizado puede acarrear sanciones severas.
En estos momentos, la temporada de caza está abierta para mamíferos mayores, mientras que la de aves comenzó en octubre y se extiende por un periodo más largo. Entre las especies sujetas a actividad cinegética se encuentran el venado cola blanca, el venado bura, jabalíes, liebres, pumas y gatos monteses; en cuanto a aves, destacan los gansos, patos, aves acuáticas migratorias y guajolotes. En el caso del venado, la temporada concluirá a finales de enero, aunque los periodos varían según la especie. Este sistema permite un aprovechamiento ordenado de la vida silvestre, garantizando la conservación a largo plazo.
El delegado advirtió sobre las graves consecuencias de la cacería ilegal. Los cazadores que omiten permisos se enfrentan a sanciones penales que incluyen el uso indebido de armas, regulado por la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), y la explotación de vida silvestre fuera de norma, supervisada por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA). En casos más graves, como la caza de especies protegidas, las sanciones pueden incluir penas de prisión. Ejemplares como el oso negro y el águila real, protegidos por la legislación mexicana, tienen un tratamiento especial debido a su importancia ecológica, y cualquier actividad ilegal relacionada con estas especies se castiga con mayor severidad.
La Región Carbonífera, con su diversidad de especies y hábitats, se posiciona como un destino atractivo para el turismo cinegético, especialmente en estas fechas. Dávila Paulín hizo un llamado a los cazadores a realizar los trámites necesarios y respetar las normativas vigentes, asegurando un equilibrio entre el aprovechamiento económico y la preservación de la biodiversidad. Este modelo de cacería regulada, además de contribuir al desarrollo económico de la región, es un ejemplo de cómo el manejo sostenible de los recursos naturales puede ser compatible con su conservación.
