
Dodgers ponen fin a la era de Austin Barnes tras 11 temporadas
FACTOR
LOS ÁNGELES, EE.UU. – Luego de más de una década como parte integral de la organización, los Dodgers de Los Ángeles decidieron designar para asignación al receptor Austin Barnes, una movida que marca el cierre de una era para uno de los jugadores más longevos y queridos del club, especialmente entre la afición mexicoamericana.
Barnes, de 34 años, nació en Riverside, California, pero ha sido reconocido por sus raíces mexicanas a través de su madre. Esa conexión lo llevó a representar a la selección de México en el Clásico Mundial de Béisbol 2023, donde fue pieza clave del histórico equipo tricolor que alcanzó las semifinales por primera vez en su historia.
Durante su paso por los Dodgers, Barnes fue mucho más que un simple receptor suplente. Su inteligencia detrás del plato, liderazgo silencioso y capacidad para manejar el cuerpo de lanzadores lo convirtieron en un elemento invaluable para el cuerpo técnico. En 2020, vivió uno de los momentos cumbre de su carrera al atrapar el último lanzamiento de Julio Urías que consagró a los Dodgers campeones de la Serie Mundial, rompiendo una sequía de 32 años sin títulos para la franquicia.
No obstante, su bajo rendimiento ofensivo en la actual temporada terminó pesando en la balanza. Barnes acumulaba un promedio de bateo de apenas .205 (9 imparables en 44 turnos), con 14 ponches y solo una base por bolas, números que obligaron a la gerencia angelina a buscar un cambio.
En su lugar, el club ha promovido al prometedor Dalton Rushing, de 24 años, considerado el receptor del futuro para la organización. Rushing, catalogado como el prospecto número 16 en todo el béisbol por ESPN, ha impresionado en Triple A con una línea ofensiva de .308/.424/.514 en 31 partidos, mostrando poder, paciencia y versatilidad. Además de sus funciones detrás del plato, también ha visto acción en la primera base y los jardines, lo que agrega una valiosa flexibilidad al roster de los Dodgers.
Con la designación para asignación, los Dodgers tienen ahora un plazo de siete días para intercambiar a Barnes, dejarlo en libertad o enviarlo a ligas menores si pasa por waivers sin ser reclamado. Sea cual sea el desenlace, su legado en Los Ángeles está asegurado: un jugador que aportó profesionalismo, entrega y que siempre supo responder en momentos clave, aunque lejos de los reflectores.
La salida de Barnes también simboliza una transición generacional para los Dodgers, que buscan mantenerse competitivos con una mezcla de veteranos consolidados y jóvenes talentos emergentes. El tiempo dirá si Rushing está listo para asumir un rol protagónico, pero la vara que deja Barnes, sobre todo en cuanto a liderazgo y química con los lanzadores, no será fácil de igualar.