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La pluma del viajero

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“A mano armada”

 Salí del templo tan indignado, que mirar atrás sería solo para regresarme y partirle la madre a ese pastor que sin miramientos me había echado de la oficina. Había llegado tan desesperado solicitando su ayuda en un caso de vida o muerte. Mi esposa, fiel a la fe desde que nos habíamos casado allá por el año de 1983, le había dado una embolia paralizándole medio cuerpo. Con un trabajo que apenas nos daba para medio vivir creíamos que Jesús jamás nos abandonaría, y efectivamente, nunca lo hizo, sin embargo, los gastos médicos eran tan altos que creí que mi lider espiritual podría ayudarme  a encontrar la salida. Lo único que encontré fue un injustificado reclamo en el que me expuso sin piedad que yo lo había ido a buscar para referirle a Jesús, el que yo hubiera sido fiel pagador de diezmos y que por ello merecía se me pagaran todas mis necesidades actuales. No podía creer todo lo que me estaba diciendo en ese momento. Yo en realidad no lo había ido a visitar para que solucionara mis cosas económicas, sino para que me orientara. Sus frases hirientes y el que me dijera que me excomulgaria si me atrevía a reclamar algun bien, me dolieron tanto que me puse en pie y sali del lugar. Mientras caminaba por el pasillo del templo me fui quitando aquella piel de celestialidad con la que había vivido por años. Renuncié en en ese momento a ser un cajero automatico al que ese hombre podía acudir cada que se le viniera en gana. Y es que mi tiempo y  algo de los pesos que ganaban yo lo ofrendaba con toda la fe. Yo sabía que ese hombre se enriquecía a nuestras costillas porque era evidente y yo me tragaba la sospecha bajo el juramento de que la vida privada del pastor, era sagrada.

No necesité de la ayuda del pastor para salir de mis lios. Los verdaderos hermanos en la fe, sabiendo por lo que estaba pasando acudieron en mi auxilio. Cuando el pastor vio que la entrada de dinero esa quincena bajó y al enterarse de que los hermanos se habían reservado para ayudarme y dar menos en sus ofrendas, hizo que el hombre fuera a la casa y excomulgarme frente a dos o tres hermanos que tenían días ayudando a mi esposa en terapias diversas.

La verdad no me importó estar fuera de la iglesia porque me di cuenta que estando fuera, en realidad estaba dentro. Estaba fuera de un edificio, pero afuera estaba la realidad, la doctina aterrizada por medio de miembros haciendo lo que la teoría en el tempolo se enseñaba. Triste, el maestro, el que ofrecia la doctrina, se habia quedado corto.

Estamos a octubre y en un par de meses más los magos de la fe los dejarán bailando un buen tango. A tan poquitos días para que arribe diciembre, ni se imaginan lo que le espera. Si usted pertenece a la iglesia de Caín, la llegada de dicho mes lo dejará literalmente encuerado… y es que desde medio año los lideres romanos no han parado de hacer una reunión tras otra, mandando mail, informaciones confidenciales y otros datos a todos los rincones del planeta para lo que será la llegada el mes de diciembre… quizá usted se pregunte, bueno ¿y eso qué?… pues que raro que no lo sepa o lo recuerde, pero toda dama de iglesia sabe que diciembre es nada más y nada menos que el mes del diezmo. Para la iglesia grande y abominable, es en este mes cuando sus bóvedas se llenan de cantidades estratosfericas de dinero y es que no es para menos, existen cientos de donadores entregados a los miles de santitos empotrados en polvosos altares que la iglesia se ríe burlescamente de todos esos donadores… y mientras que usted se afana todo el año trabajando, ellos simplemente se la pasan en ricas comilonas, viendo futbol, porno o simplemente manoseando monaguillos.

Son muchas las denominaciones religiosas que trabajan concienzudamente con este asunto del diezmo. Se basan en las palabras escritas por un profeta de antaño que como muchos otros creían ver ángeles y querubines. Según Malaquías en sus locas visiones dice que un día Jehová de los ejercitos le imputó su desobediencia. Dicho profeta, inocente, le pregunta, señor, pero ¿por que dices tal cosa?, si te hemos sido fieles… a lo que la voz de trueno le responde, en vuestros diezmos y ofrendas, malditos sois con maldicion, porque todos, la nación entera, me habeis robado… a lo que Malaquías responde, señor, entonces ¿qué os debemos de hacer?… y obvio, Jehová le dijo como el cheff Gordon Ramsey del programa televisivo «Pesadilla en la cocina», !!!!acercaos al alfolí, coño, y dad mi diezmo si no es que querais que les mande un petardo en el trasero!!!… a partir de ahí y basandose en esa escritura del antiguo testamento, son muchas las instituciones religiosas que enseñan que el diezmo es un mandamiento de Dios y que por ende, si no se quiere llevar toda una vida cargando con el peso de la culpa provocada por el pecado de la desobediencia, pues es necesario ir y aportar su décima parte.

Solo haciéndolo así es como su alma podrá alcanzar ese reposo, esa paz que viene de obedecer… pero aguarde usted, no se desespere, recuerde que Dios nunca da mandamiento a sus hijos sin antes prepararles la via para cumplirlos, así como tampoco los deja desválidos cuando se los da, pues siempre hay promesa sobre cada mandamiento… causa y efecto, es solo, eso, nada sobrenatural, pero me encanta cómo las religiones lavan tan perfectamente el coco de sus fieles que estos van como corderitos, tiernos y mansos hasta lamerle el ultimo punto del intestino a sus líderes . Existen denominaciones religiosas que aportan a sus fieles sitios de adoración con exelentes comodidades. Estas justifican que dichos beneficios vienen del pago fiel del diezmo… bueno, al menos en eso los creyentes pueden adorar en sitios agradables gracias a su propio dinero, pero mire usted, el catolicismo se ampara bajo el hecho de que los templos son antiguos e históricos para no meterles mano, y no miento cuando la gran mayoría de las catedrales estan llenas de telerañas y los monigotes de resina que tienen por santos, tapizados de polvo; ni qué decir del de Sabinas con su cuartito de cachivaches donde los santitos aguardan su limpieza… el templo de Santa Rosa de Lima en Múzquiz, es un ejemplo claro de ello… pero eso sí, al momento de la misa hasta resuenan las canastillas de donaciones para que la gente meta las manos en sus bolsillos para que den… pero no se crea, los Testigos de Jehová simplemente no dan diezmo, y ¿sabe por qué?… según ellos «Dios, ama al dador alegre» y si no vas a dar con el corazón, mejor no des, y como no desean dar de mala gana, mejor no dan, así de sencillo, estos sí que se zafaron de la maldición de Malaquías… Por ello, desde que entendí que la enfermedad de mi esposa fue esa prueba que me hizo conocer al verdadero Jesús, ese que no está en los templos, sino en la actividad real del verdadero cristiano. No volví a esa iglesia, porque le pedí a Jesús que dejara de ir el también y que se me metiera en el corazón, que mi templo que es mi cuerpo, era más puro que ese edificio en el que se recogía dinero por miles. Que quede bien claro que me sentí brutalmente asaltado a mano armada por un supuesto líder de un templo al que le había apostado mi salvación sin saber que ahí no radicaba, sino en el corazón y acciones de sus miembros.

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