
Joven deportado con problemas de salud mental se reencontró con su familia
Por: Cristina Flores Cepeda
Sabinas, Coahuila. – Lo que comenzó como una angustiante búsqueda en redes sociales, terminó con un emotivo reencuentro gracias a la solidaridad de la gente buena y atenta de Sabinas. El pasado viernes, una publicación se hizo viral: una familia originaria de Oaxaca pero radicada en Estados Unidos pedía ayuda desesperadamente para localizar a Fernando, su hermano de 27 años, quien había sido deportado recientemente por las autoridades migratorias estadounidenses.
La preocupación era mayor porque Fernando padece una condición de salud mental que requiere atención y acompañamiento constante. Su familia, enterada de que la deportación se había realizado por Ciudad Acuña, Coahuila, supo que fue trasladado a un albergue en Nueva Rosita. Sin embargo, luego perdieron toda comunicación con él, lo que los sumió en la incertidumbre y la angustia. El llamado en redes fue claro y directo: necesitaban encontrarlo, saber si estaba bien y, sobre todo, asegurarle un regreso digno y seguro a casa. Las horas pasaban y la desesperación crecía.
Pero Dios es grande, como dijeron sus propios familiares, y el milagro ocurrió la tarde del sábado. Fue en la plaza principal de Sabinas donde Fernando fue visto por un grupo de lustradores de calzado que, al ver a un joven pidiendo agua y comida, lo reconocieron de inmediato por la publicación que circulaba en Facebook. Su rostro coincidía, su expresión reflejaba confusión y necesidad. No lo dudaron: se acercaron, lo escucharon y lo auxiliaron.
No tardaron en comunicarse con sus familiares, a quienes ya se había proporcionado el número de contacto en caso de novedades. La buena noticia corrió rápido: Fernando estaba vivo, estaba en Sabinas y estaba a salvo. La historia se tornó aún más esperanzadora cuando Ana Montemayor, una ciudadana comprometida con el bienestar de los demás, a petición de los lustradores de calzado le buscó alojamiento para que pudiera pasar la noche en un lugar seguro, donde además tuvo la oportunidad de bañarse, cambiarse de ropa y descansara.
Se le brindó todo lo necesario para asegurarle protección mientras llegaban sus familiares, quienes se trasladaron desde San Luis Potosí hasta Sabinas para reencontrarse con él y llevarlo de regreso a casa. Este episodio, es hoy una muestra del poder de la solidaridad, del valor de una comunidad que se mantiene alerta ante el sufrimiento del otro, y del impacto positivo que pueden tener las redes sociales cuando se utilizan con un fin noble. Gracias a las personas que compartieron la publicación, a los lustradores de calzado que lo identificaron, a Ana Montemayor que le dio refugio, y a las autoridades municipales que respondieron con prontitud, Fernando ya está camino a casa, de vuelta con los suyos.
