Opinion
La esperada presentaci?n del Plan de Negocios de Pemex, efectuada como un tema m?s de las conferencias matutinas del Presidente de la Rep?blica, con la misma ligereza y falta de rigor cotidiana, dej? m?s dudas que certezas a juzgar por la opini?n de los expertos.
El destacado analista financiero?Enrique Quintana, por ejemplo, advirti? que no hubo mayores da?os ?simplemente porque el Plan no se present?? y concluye que ?a las calificadoras no se les convence en las ma?aneras?, de modo que ?habr? que ajustarse el cintur?n, porque tendremos turbulencias?.
Otros medios pusieron al descubierto que en los lineamientos presentados el d?a siguiente se ocultaron riesgos, mientras que analistas como los de Citigroup mostraron decepci?n, pues el ?plan no tiene nada nuevo (…) y los montos de inversi?n que el gobierno plantea son decepcionantes? y adelanta que la baja de calificaci?n por parte de Moody?s ?es cuesti?n de tiempo?.
Ning?n mexicano que piense y act?e de buena fe y con sano juicio desea que la estrategia seguida por el gobierno en esta materia fracase, pues ser?a brutalmente da?ino para la econom?a y nos hundir?a en una severa crisis econ?mica, sumada a la virtual recesi?n actual.
La cuesti?n es por qu? un solo hombre es lo bastante obstinado como para arriesgar a toda una naci?n a vivir al borde del abismo, sin que existan contrapesos que lo moderen y eviten riesgos desmedidos.
Es ah? donde cabe lamentar el desmantelamiento de las instancias de regulaci?n aut?nomas, como la CRE, y la neutralizaci?n de los consejeros ciudadanos de Pemex, por no hablar del in?til y decorativo Consejo Nacional para el Fomento a la Inversi?n, el Empleo y el Crecimiento Econ?mico de M?xico.
Existen suficientes elementos en el plan presentado y en el contexto econ?mico y financiero para aumentar nuestra preocupaci?n respecto al devenir de la econom?a. Han sido se?alados de manera contundente y reiterada por decenas de expertos a lo largo de los ?ltimos meses. Llamamos la atenci?n sobre uno de los aspectos nodales: la presi?n fiscal que se acrecienta conforme avanza el a?o, para agudizarse en 2020.
El asunto es tan obvio que resulta dif?cil creer que no se tenga en cuenta en los c?lculos de la econom?a presidencial. Si va a reducirse la carga fiscal a Pemex de manera significativa y van a destinarse cuantiosos recursos a los megaproyectos de la refiner?a de Dos Bocas, el aeropuerto de Santa Luc?a y el Tren Maya, tendr?n que hacerse recortes mayores a la inversi?n y al gasto p?blicos, mismos que se encuentran en niveles que afectan la calidad de los servicios b?sicos y el desempe?o de la econom?a.
No es improbable que?L?pez Obrador?est? ocultando su verdadero prop?sito de incrementar impuestos y, contra su promesa, creando las condiciones para hacerlo de manera obligada, pero tard?a.
Resulta muy ilustrativo leer los argumentos del doctor?Carlos Urz?a?acerca de su renuncia, donde queda claro el voluntarismo y autoritarismo con que el Presidente maneja, personal y exclusivamente, el tinglado de las finanzas p?blicas y ?como buen conservador? sostiene su negativa a una reforma fiscal progresiva.
Vivimos en la cuerda floja, sujetos a los caprichos, obsesiones y prejuicios de un gobernante que ni ve ni escucha al mundo de conocimientos e instituciones que lo rodean y que maneja nuestro destino ?como le late?, as? como escribi? personalmente e hizo aprobar su Plan Nacional de Desarrollo, por encima de la ley y porque ?l y s?lo ?l tiene la verdad.