
Entre cartón, lámina y esperanza Don Gil y Doña Lola enfrentan el invierno
Por Cristina Flores Cepeda
Sabinas, Coahuila. – En un rincón humilde de la colonia Atenas, donde las calles de tierra se entrelazan con la historia de sus habitantes, Don Gilberto Villanueva y Doña Dolores Robledo Ramírez enfrentan el implacable invierno con una resiliencia que solo los años pueden enseñar. Su casa, construida con lámina, cartón y madera, ha sido su refugio durante 34 años. A pesar del frío que cala los huesos, ellos no consideran abandonar el lugar que es su hogar.
Este lunes, el termómetro marcó temperaturas que oscilaron entre -1 y -2 grados en el área urbana, pero en donde ellos habitan, el frío fue más intenso, alcanzando hasta -5 grados. La tinaja de agua en el exterior, donde beben sus animales, estaba cubierta de hielo, una imagen que ilustra el rigor del clima. Pero Don Gil y Doña Lola tienen su estrategia para resistir: con una chaqueta, una gorra y una cobija sobre los hombros, salen cada mañana al patio para recibir los primeros rayos del sol. “No calientan tanto como quisiéramos, pero algo es algo”, comenta Doña Lola mientras sostiene un vaso de chocolate caliente.
La lucha contra el frío
Desde semanas antes, Don Gilberto recorre los alrededores del arroyo “Blanco” en busca de leña. “Es lo único que puedo cargar en la carretilla”, dice, mientras Doña Lola, con tristeza en los ojos, admite que quisiera ayudarle, pero sus fuerzas ya no son las mismas. Esa leña es su salvación. Alimenta una chimenea que mantiene encendida día y noche, en un esfuerzo constante por calentar el pequeño espacio donde viven. “Gracias a Dios, con la lumbre aguantamos, aunque esté helando afuera”, comenta Don Gilberto. La pareja sabe que el fuego puede ser peligroso, pero después de tantos inviernos, ya tienen experiencia: mantienen ventilación constante y siguen las medidas de seguridad necesarias.
Sus recursos son limitados. Sobreviven gracias a la pensión del programa Bienestar 65 y Más, que ambos reciben. Aunque algunos de sus hijos los apoyan de vez en cuando, Don Gilberto y Doña Lola están acostumbrados a salir adelante con lo poco que tienen. “Con 100 o 200 pesos que nos mandan, nosotros hacemos lo que podemos”, dice Doña Lola, agradecida por la ayuda esporádica de sus hijos, quienes también tienen sus propias familias y necesidades.
El calor de la unión
Mientras platican, los dos ancianos no dejan de mover sus pies y manos. “Es para mantener la circulación”, explican. Durante la conversación, sus miradas se dirigen constantemente a la pila de leña. Es su mejor aliada en estos días de temperaturas extremas. A pesar de todo, Don Gil y Doña Lola no consideran dejar su hogar, ubicado entre el callejón Pablito Ramos número y el arroyo Blanco, en el número 2027 de la colonia Atenas. “Aquí hemos vivido toda la vida, no importa si hace frío o calor”, afirma Don Gilberto con orgullo.
En la casa contigua, una nieta que vive con ellos sale temprano a trabajar, pues tiene que mantener a sus hijos. Aunque la soledad puede ser dura, ellos encuentran consuelo en las pláticas compartidas y el calor del fuego. La historia de Don Gilberto y Doña Lola es un recordatorio de la fortaleza de quienes enfrentan el frío con lo poco que tienen. Su espíritu resiliente conmueve, pero también invita a la reflexión sobre la importancia de apoyar a quienes más lo necesitan durante la temporada invernal.
Don Gil y Doña Lola no piden mucho, solo un poco de leña extra o una cobija que alivie el frío que los rodea. Sus manos, marcadas por los años, y sus corazones, llenos de esperanza, son testimonio de una vida de lucha y amor por su hogar, por humilde que sea. Desde este rincón de Sabinas, ellos nos enseñan que, a pesar de las adversidades, siempre hay formas de mantenerse cálido, no solo en el cuerpo, sino en el alma.
