
En Pasta de Conchos ¡Los dejaron morir!
-En el área donde fueron localizados los primeros restos óseos no hubo explosión
Por: Cristina Flores Cepeda
San Juan de Sabinas, Coahuila. – Dieciocho años después del trágico accidente en la mina Pasta de Conchos, las familias de los mineros fallecidos continúan esperando la recuperación de los cuerpos de sus seres queridos. «Hoy podemos decir que lo logramos, aunque son muchos sentimientos encontrados», expresó Claudia Escobar Pacheco, viuda de Raúl Villasana, tras la confirmación por parte de la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde Luján, de que no hubo explosión en el área donde se han ubicado los primeros restos óseos. «Los dejaron morir», afirmó Escobar Pacheco, destacando que la lucha continuará hasta que se recuperen los 63 cuerpos.
En la puerta 2, donde se abrió la lumbrera 1, se han visualizado restos presumiblemente de entre 13 a 16 personas. «Estamos muy conmovidas», dijo Escobar Pacheco entre lágrimas, y expresó su agradecimiento a Dios y a todos los que han trabajado en la recuperación. «Le decía hace unos momentos a Luisa María Alcalde que es de agradecer que nos sean sinceros», añadió. Escobar Pacheco recordó el momento en que Alcalde mencionó que en el área de descapote o frente larga no hubo explosión, sino que parecía como si todo hubiera colapsado sin incendiarse. «Estamos muy consternados porque siempre fue una probabilidad, pero ahora es algo que ya está comprobado. Todavía se harán muchos estudios, pero todo apunta a que los dejaron morir ahí», explicó. La Fiscalía seguirá investigando este caso, considerado por muchos, incluido Napoleón Gómez, como un crimen industrial.
Después de 18 años, Escobar Pacheco reflexionó sobre la veracidad de lo que siempre se decía. «Quizá en alguna otra área haya ocurrido una explosión, pero no en esta», indicó. «No podemos perdonar algo que ha seguido pasando. Yo soy una persona muy espiritual, tengo mucha fe en Dios y eso me ha ayudado hasta ahora, pero también sé que la justicia existe. Como seres humanos perdonamos, pero no podemos dejar de lado lo que ha ocurrido durante muchos años y que ha dañado a tantas familias. Lo que queremos es que se haga justicia, que no siga pasando lo mismo, que se detenga ya esta gente inhumana como lo ha sido el Grupo México con nosotros».
Escobar Pacheco criticó la falta de empatía del Grupo México, señalando que la empresa nunca se acercó a ver qué necesitaban, a pesar de que conocían a cada uno de los afectados por rostro y nombre. «En estos 18 años han sido inhumanos porque nos han dejado. Se dieron cuenta que aquí nos quedamos con frío y lluvia y nunca se acercaron. Necesitan aprender una gran lección», añadió.
La viuda destacó que a través de estudios de laboratorio forense se puede comprobar el tiempo de fallecimiento y las causas de muerte, con la ayuda del Instituto Nacional de Medicina Genómica y sus expertos en ADN. «Yo nunca perdí la fe, solamente con Dios nos mantuvimos de pie. En los diferentes viajes que hacíamos, siempre dije que ya no seguiría, pero continuamos en la lucha», expresó.
Escobar Pacheco se mostró conmovida por el apoyo de Laura Velázquez, aunque reconoció que posiblemente sea hora de que un nuevo Mando Unificado, liderado por la Secretaría de Gobernación y apoyado por criminólogos, tome el control. «Nos decía que ya lo logramos, que sigamos adelante. Estoy conmovida por lo que logramos y eso me anima mucho», comentó.
Finalmente, señaló que las bitácoras se ajustan a la cantidad de trabajadores estimados y que, tras este hallazgo, presumiblemente hay más restos unos metros adelante. Escobar Pacheco expresó su esperanza de que los primeros restos óseos localizados incluyan los de su esposo, Raúl Villasana. «Tengo mucha nostalgia, anoche no dormí llorando toda la noche recordando la lucha y la vida de mi marido, pero también una gran satisfacción porque esto es algo único que no había pasado y finalmente lo han logrado», concluyó. Aseguró que, aunque cada viuda es diferente, todas forman una gran familia unida en la lucha por la recuperación de sus seres queridos.